Se cerró zorita el 30 de abril de 2006. Este cierre, decidido por el Consejo de eguridad Nuclear en septiembre de 2002, fue el fruto de la intensa campaña emprendida por Greenpeace y otros colectivos sociales y políticos, que lograron demostrar el funcionamiento peligroso de esta central nuclear
Greenpeace califica este hecho como una importante victoria para
el medio ambiente. "El cierre de Zorita debe marcar el principio
del fin de la energía nuclear en España", ha declarado Juan López
de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace. "El enorme potencial
de las energías renovables y el amplio margen existente para
mejorar la eficiencia energética, permiten el comienzo inmediato
del programa de cierre progresivo de las centrales nucleares
prometido por el Gobierno socialista y el presidente Zapatero",
añadió Uralde.
"El Gobierno debe decidir mañana mismo cerrar la central nuclear
de Garoña, otra central que, como Zorita, está fuera de normativa
y sufre graves problemas de seguridad. Es otra `cafetera vieja'",
ha añadido Carlos Bravo, responsable de la campaña antinuclear de
Greenpeace. Tras el cierre de Zorita, Garoña (en Burgos) será la
única central nuclear de las llamadas de Primera Generación que
quede en funcionamiento. La otra, Vandellós-1 (en Tarragona), fue
cerrada en 1990 tras sufrir un grave accidente en 1989 y está en
proceso de desmantelamiento. Esta central también está fuera de
normativa y tiene grave problemas de agrietamiento por corrosión en
varios componentes de la vasija del reactor. Al igual que Zorita,
Garoña es obsoleta y muchas de las conclusiones que tomó el Consejo
de Seguridad Nuclear (CSN) sobre Zorita para determinar su cierre
definitivo se pueden aplicar completamente a la central nuclear
burgalesa.
Las energías renovables podrían satisfacer hasta 56 veces la
demanda de energía eléctrica en España. La capacidad de generación
renovable es tan elevada que se podría plantear incluso la
posibilidad teórica de cubrir todas las demandas de energía, no
sólo eléctrica, pues equivale a más de 10 veces su demanda de
energía total. Estas son las conclusiones del exhaustivo informe
realizado para Greenpeace por el Instituto de Investigaciones
Tecnológicas (IIT) de la Universidad Pontificia Comillas. Según
dicho estudio, los recursos renovables están ampliamente
distribuidos en el territorio peninsular, por lo que existen
infinitas opciones de configurar un mix de generación de
electricidad 100% renovable (basado en tecnologías ya disponibles
de eólica terrestre, eólica marina, biomasa, solar fotovoltaica,
solar termoeléctrica, hidroeléctrica, olas, geotérmica y chimenea
solar), excluyendo incluso todas las zonas catalogas bajo alguna
figura de protección ambiental (28% del territorio peninsular), e
incluso sería técnicamente viable abastecer completamente la
demanda energética total con fuentes renovables.
A este importante potencial de las energías renovables, deben
sumarse las enormes posibilidades de reducir nuestro consumo
energético aumentando al tiempo nuestra calidad de vida y nuestra
competitividad como país. En efecto, según los datos oficiales,
España es muy ineficiente en el consumo de energía. Entre 1990 y
2003 la intensidad energética (cantidad de energía necesaria por
unidad de PIB) crecía un 0,5% anual en promedio en nuestro país
mientras que en la UE se reducía en un 1,3% anual. Las medidas de
ahorro y eficiencia energética y de gestión de la demanda son
además las opciones más eficaces en coste, desde el punto de vista
económico. Por otro lado, nuestra dependencia del exterior es ya de
un 78% y sigue creciendo. Es una dependencia del 100% en el caso
del combustible nuclear (España no produce uranio, y el proceso de
su enriquecimiento se hace totalmente en el extranjero) y muy alta
en combustibles fósiles.
"El cierre de Zorita es una gran victoria para la salud pública
y el medio ambiente." El punto de inflexión en la campaña de
Greenpeace contra la central de Zorita se dio el 25 de abril de
2002 cuando un grupo de activistas de la organización logró ocupar
la cúpula del edificio del reactor, en protesta por su
funcionamiento peligroso. La protesta, que tuvo eco en todo el
mundo, dejó en evidencia la falta de seguridad de la central y la
falta de independencia del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN),
organismo que a partir de ese momento, y ante la atenta mirada
internacional, no pudo seguir ocultando por más tiempo los
problemas de seguridad de Zorita.
En efecto, el 13 de septiembre de 2002, el Pleno del Consejo de
Seguridad Nuclear acordaba, por motivos de seguridad, fijar el cese
de la actividad de Zorita, estableciendo su fecha de cierre
definitivo para el 30 de abril de 2006. Es de recordar que la causa
por la cual el Pleno del CSN, en 2002, propuso el cierre de la
central nuclear de Zorita, fue la de su falta de seguridad, tal y
como denunciaba Greenpeace. A pesar de que la industria nuclear
intente ahora disfrazar este acto como un cierre por agotamiento de
la vida útil de la instalación o una decisión política, la
explicación del voto mayoritario de los Consejeros del CSN es muy
clara. Destacamos por ejemplo estas afirmaciones de dicho
documento: "La central de Zorita no recibiría hoy el permiso de
construcción de acuerdo con la normativa actual debido a
debilidades de diseño que afectan a un amplio conjunto de sistemas
de seguridad. (...) Las debilidades estructurales de la central han
dado lugar, desde 1981, a la ejecución de sucesivos planes de
mejora, de gran envergadura, que sin embargo han dejado cuestiones
pendientes de resolver hasta el momento presente".
El reiterado incumplimiento de su propia normativa de seguridad,
el cúmulo de problemas de seguridad y la pésima cultura de
seguridad de los operadores de la central de Zorita, hacían
evidente que la argumentación de Unión Fenosa de que Zorita podía
funcionar "con plenas garantías de seguridad" no se sostenía en
absoluto. La energía nuclear no es la solución ni al cambio
climático, ni a la creciente demanda de energía, ni mucho menos a
la dependencia energética del exterior. Además plantea graves
problemas de seguridad, contaminación e impactos sobre la salud. La
gestión de sus residuos es un problema social de enorme envergadura
ya que toca los ejes más importantes de la sociedad misma entre los
cuales la salud y la economía y hasta hoy no ha encontrado
solución.
"Es difícil de justificar que España, el país que tiene la
posibilidad de ver su demanda eléctrica cubierta más de 56 veces
sólo con fuentes renovables, todavía se plantee si la energía
atómica tiene cabida en su futuro energético" ha añadido Carlos
Bravo "Hoy hay que celebrar el gran éxito que la jubilación de
Zorita supone pero sin olvidar que quedan otros 8 reactores activos
en España. Greenpeace trabajará activamente para lograr su cierre
progresivo pero urgente".