Comunicado de prensa - enero 10, 2007
El anuncio, realizado esta mañana por la Vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, del próximo cierre de la central nuclear de Garoña, supone una muestra más del declive de la industria nuclear en España y en el mundo.
Activistas de Greenpeace elevan un globo aerostático demandando el cierre de la central nuclear de Garoña.
A pesar de lo difundido por el lobby nuclear, la industria
nuclear continúa el declive iniciado hace varías décadas, a causa
de su fracaso económico, tecnológico y medioambiental. El año 2006
fue una nueva prueba de ello, reduciéndose el número de reactores
en operación, en número de cinco en términos netos (se cerraron
ocho centrales, incluyendo la de Zorita, y se abrieron sólo tres).
Es un hecho demostrado y contrastable que la energía nuclear cada
vez aporta menos al panorama energético mundial y cada vez está más
fuera de juego en el mercado energético.
Las ocho centrales nucleares que se cerraron en 2006 estaban
ubicadas en diversos países de la Unión Europea (Reino Unido, 4;
Bulgaria, 2; Eslovaquia, 2; España,1), donde actualmente sólo hay
un reactor en construcción (en Finlandia), que está sufriendo
grandes retrasos (se reconoce oficialmente más de dos años) debido
a un conjunto de problemas técnicos y constructivos, que están
elevando considerablemente el coste económico inicialmente
previsto.
De hecho, el informe sobre política energética de la Comisión
Europea, hecho público hoy, ha supuesto un nuevo golpe para la
industria nuclear, que había puesto sus expectativas sobre una
supuesta revitalización de la energía nuclear en la Unión Europea,
lo que finalmente no ha sucedido. La Comisión no ha anunciado
ninguna decisión sobre energía nuclear (al contrario que para las
energías renovables, en las que ha fijado un objetivo de
crecimiento para el 2020) y ha mantenido su posición, tal y como
estaba en la actualidad, dejando en manos de cada Estado miembro de
la UE la decisión sobre el tema nuclear.
Greenpeace valora positivamente el anuncio del Gobierno del
cierre próximo de la central nuclear de Garoña, una central de
funcionamiento muy peligroso debido a sus graves problemas de
seguridad, y considera que su cierre debería ser inmediato, dada su
peligrosidad (tiene importantes problemas de agrietamiento múltiple
por corrosión en diversos componentes de la vasija del reactor y
graves fallos en su cultura de seguridad).
Greenpeace insta al Gobierno a hacer público en breve el
prometido calendario de cierre de las centrales nucleares. El
enorme potencial de las energías renovables y el amplio margen
existente para mejorar la eficiencia energética, permiten el
comienzo inmediato del programa de cierre progresivo pero urgente
de las centrales nucleares anunciado por el Gobierno socialista y
el Presidente Zapatero.