Greenpeace realiza una proyección nocturna en Zorita para exigir el cierre inmediato y definitivo de la central nuclear
Zorita
La central nuclear de Zorita inició su funcionamiento en el
2004, tras la parada de recarga de combustible de diciembre de
2003, gracias a la permisividad del CSN que autorizó su puesta en
marcha a pesar de descubrir, durante la citada parada, una serie de
importantes fallos en la central, entre los que destaca el
funcionamiento deficiente del Sistema de Inyección de Seguridad de
la central. Este es el sistema de refrigeración de emergencia del
núcleo del reactor y en esta parada se descubrió que su caudal era
al menos un 10% inferior de lo requerido por la normativa de
seguridad, lo que significa que sería incapaz de evitar
determinados accidentes graves por pérdida de refrigerante. Esta
situación anómala se había venido manteniendo desde muchos años
atrás, sin que Unión Fenosa, propietaria de la central, o el CSN se
hubieran percatado de ello.
Para autorizar su puesta en marcha a pesar de este grave
problema, que no se solucionó, el CSN concedió a Unión Fenosa en
enero de 2004 una exención al cumplimiento de las normas de
funcionamiento de la central mientras ésta preparaba una
modificación de diseño que permitiera, nuevamente, adaptar los
requerimientos técnicos de la central a su penosa situación
real.
Como consecuencia de los trabajos derivados del proceso de
revisión de las bases de diseño de Zorita, en junio de 2004 se
descubrió otra importante deficiencia en la central. En este caso
se trató de un defecto de diseño de la turbobomba de agua de
alimentación auxiliar. Esta turbobomba tiene la importante función
de suministrar agua al único generador de vapor que tiene la
central para refrigerar el núcleo del reactor en caso de que éste
perdiese de forma total, durante más de 4 horas, el suministro
eléctrico que necesita para su funcionamiento. Esa función de la
turbobomba se hace mediante un dispositivo que necesita suministro
eléctrico en corriente continua, a través de una batería,
suministro que resultó ser inexistente. De modo que se tenía que
recurrir a un arranque manual en un tiempo máximo de 45 minutos.
Para resolver esta lamentable situación, el titular ha propuesto al
CSN, como ya es habitual, otra nueva modificación de diseño.
El 29 de julio, Zorita tuvo que notificar otro suceso al
encontrarse una deficiencia más. El CSN ha calificado este suceso
de Nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares. El
fallo consistía en un error de calibración de los trasmisores del
nivel del único generador de vapor de la planta, lo que llevaba a
malinterpretar las mediciones. Este hecho supuso una nueva
violación de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF)
de la central.
Llama también la atención la reiteración de incidentes por
fallos en la línea eléctrica de Bolarque, que aporta suministro
eléctrico exterior a la central. A pesar de que es habitual que
esta línea falle, por lo que ha sido motivo de sucesos notificables
en el pasado, ni el CSN ni Unión Fenosa han solucionado ese
problema satisfactoriamente. El fallo de la línea de Bolarque
provocó un suceso notificable el 5 de marzo de 2004, y ha vuelto a
repetirse recientemente el 2 de enero de 2005.
Todos estos fallos y deficiencias refuerzan la necesidad de
anticipar el cierre definitivo de esta peligrosa instalación
nuclear, fijado oficialmente para el 30 de abril de 2006.
Trillo
La central nuclear de Trillo tuvo que notificar al CSN 5
sucesos, dos de los cuales ocasionaron la parada del reactor, una
de forma automática y otra manual.
Una serie de errores humanos en la realización de diversas
pruebas o en el montaje de dispositivos, así como la combinación de
errores humanos y fallos técnicos (como en el suceso del 28 de
junio) han sido la causa de los sucesos notificables ocurridos en
Trillo en el 2004. Estos hechos, confirman una vez más la alta tasa
de errores humanos en la operación de esta central y de sus
frecuentes desviaciones con respecto al funcionamiento
esperado.
El suceso más grave tuvo lugar el pasado 6 de junio, cuando se
produjo un problema de inserción de tres barras de control del
reactor. Éstas tienen la importante función de parar la reacción
nuclear que tiene lugar en el núcleo de uranio que encierra la
vasija del reactor. Por ello, cualquier suceso que afecte al
correcto funcionamiento de las barras de control tiene gran
trascendencia para la seguridad. En el suceso referido, se produjo
la inyección de agua borada, que sirve para limitar el flujo de
neutrones que provocan las reacciones de fisión nuclear.
Afortunadamente, en esta ocasión, el suceso ocurrió en el proceso
de rearranque de la central tras la parada de recarga, con lo cual
ésta no estaba funcionando a plena potencia.
El suceso ocurrido el 28 de junio es una muestra de lo fácil que
es que se concatenen errores humanos y mecánicos en una central
nuclear. En este incidente un error humano provocó la parada de la
única bomba de refrigeración del alternador operativa en esos
momentos, lo que provocó la parada de la turbina. Poco después se
pararon de forma inesperada las dos bombas del depósito de agua de
alimentación, debido al funcionamiento incorrecto de una válvula,
lo que ocasionó definitivamente la parada automática del reactor,
sin consecuencias en este caso.
Los numerosos fallos técnicos y humanos en las centrales
nucleares españolas, de los que Zorita y Trillo son claros
exponentes, demuestran la peligrosidad intrínseca de esta
tecnología, que somete a los ciudadanos a una situación de riesgo
inaceptable.
Ante esta situación, Greenpeace reclama nuevamente al Gobierno
de Zapatero que cumpla sin demora su compromiso electoral y de
gobierno de poner en marcha un plan de cierre progresivo de las
centrales nucleares. "El abandono de la energía nuclear es un
requisito indispensable para poder avanzar de forma inequívoca
hacia un sistema energético sostenible basado en la eficiencia y
las energías renovables, y donde una energía peligrosa y
contaminante como la nuclear no tiene cabida" -ha declarado Carlos
Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de
Greenpeace.
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