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Corrosión del sistema de refrigeración de Vandellós-II

La gravedad del suceso y su pésima gestión han dejado en evidencia la notable falta de cultura de seguridad de la central nuclear Vandellós-II

Comunicado de prensa - marzo 14, 2005
Greenpeace ha pedido al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que eleve de Nivel 1 al Nivel 2 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES) la clasificación del suceso de corrosión del sistema de agua de servicios esenciales de la central nuclear Vandellós-II. La degradación de este sistema, cuyo correcto funcionamiento resulta fundamental para paliar las consecuencias de un accidente grave en la central nuclear, pasó totalmente desapercibida para los responsables de Vandellós-II y para el propio CSN hasta que el pasado 25 de agosto una de sus tuberías se rompió, inutilizando el funcionamiento del sistema, y produciéndose una fuga de agua.

Vista de la central nuclear de Vandellos-II

Greenpeace dispone de documentos e imágenes que delatan las lamentables condiciones en que se encontraban diversos componentes del sistema de agua de servicios esenciales cuando se produjo el incidente mencionado. Estas mismas imágenes demuestran que el otro sistema redundante se hallaba en condiciones semejantes, por lo que de haberse requerido su actuación en el curso de un accidente se podrían haber producido roturas de un alcance similar al ocurrido en agosto pasado, lo que conduciría a una completa perdida de refrigeración del sistema de refrigeración de servicios esenciales.

El nivel de degradación del sistema de agua de servicios esenciales habría hecho, sin lugar a dudas, que el sistema fallase ante el menor movimiento de tierras o incluso con la simple demanda de su actuación. Es por ello que los ciudadanos han estado sometidos a un grave riesgo y sólo la fortuna de que se produjese el fallo del sistema en condiciones normales de operación ha evitado que se produjese un accidente muy grave en la instalación.

Por todos los datos disponibles, Greenpeace entiende que este suceso no puede considerarse como una simple "desviación de la situación operacional autorizada" (definición de Suceso de Nivel 1 en la escala INES) sino claramente como un "incidente con potenciales consecuencias para la seguridad" (definición de Suceso de Nivel 2) por lo que resulta necesario su reclasificación. Greenpeace considera que el CSN ha preferido minimizar la importancia del suceso en su habitual política de manga ancha con las centrales nucleares.

De hecho, es constatable que el CSN ocultó la gravedad del suceso y que permitió que Vandellós-II siguiera operando varios meses desde agosto de 2004 sin tomar las medidas pertinentes en una situación de evidente riesgo para la ciudadanía y el medio ambiente. No fue hasta el 14 de noviembre, fecha en la que se produjo una parada de la central por otras causas, cuando el CSN tomó la determinación de que para permitir que la central continuase operando debía realizar unas reparaciones urgentes hasta la siguiente recarga. Para Greenpeace, la actuación del CSN ha sido, sencillamente, irresponsable.

"La gravedad del suceso y la pésima gestión que se ha hecho del mismo han evidenciado la notable falta de cultura de seguridad de la central nuclear Vandellós-II y la incapacidad de sus responsables y del propio CSN de gestionar adecuadamente la seguridad de esa instalación"-ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace.

Greenpeace ha pedido por escrito al CSN que aclare urgentemente todo lo relativo a este grave incidente. En concreto, el CSN debe explicar por qué no obligó en agosto de 2004 a parar indefinidamente la central nuclear y a revisar con todo detalle la situación de ese sistema antes de permitir continuar su operación. Asimismo Greenpeace se plantea por qué el CSN esperó a que hubiera un disparo fortuito de la central meses después, en noviembre, para realizar ciertas reparaciones y no se exigió que las reparaciones se realizaran con carácter de urgencia desde el primer momento.

NOTA EXPLICATIVA SOBRE EL SUCESO

Los hechos se sucedieron de la siguiente manera. El 25 de agosto de 2004 se produjo la rotura de un tramo de tubería del sistema de agua de servicios esenciales de la central nuclear de Vandellós-II. A raíz de este suceso, el 26 de agosto el CSN hizo pública una nota de prensa en la que informaba de que se había producido una fuga de agua en un tramo de la tubería de uno de los dos sistemas de refrigeración de servicios esenciales y aseguraba que el accidente no había supuesto un riesgo para los trabajadores, la población o el medio ambiente, clasificándolo de manera provisional con el nivel 0 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES).

Con posterioridad, el 8 de octubre de ese mismo año, el CSN hacía pública una segunda nota en la que informaba de que en el otro sistema redundante existía una situación que hubiera podido evolucionar de forma similar a la anterior y que por ello se reclasificaba el suceso con el nivel 1 en la escala INES, a pesar de lo cual se insiste en la nota sobre la ausencia de riesgo.

El 25 de noviembre siguiente el CSN emitió una nueva nota en la que se indican las condiciones bajo las que habría suficiente margen de seguridad. Esta nota parece ser un resumen de la carta remitida a la central con fecha 17 de noviembre de 2004, si bien, los términos en los que se expresa el CSN en la nota difieren significativamente de los de la carta.

En la carta se hace referencia a "la rotura de una tubería del sistema de agua de servicios esenciales" y no a una simple "fuga

". Aún más significativo si cabe, en la nota de prensa del CSN se omite la mención que se hace en el punto 6 de su carta del 17 de noviembre de 2004 sobre "deficiencias del titular manifestadas en la gestión de la seguridad del sistema EF [de aguas esenciales]". Estas importantes diferencias vuelven a poner de manifiesto la reiterada intención del CSN de minimizar la importancia de los sucesos que ocurren en las centrales nucleares frente a la opinión pública.

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