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Atenas 2004 da un importante paso atrás en los progresos ambientales conseguidos en Sidney

Greenpeace publica la lista de promesas incumplidas en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible por las autoridades griegas

Comunicado de prensa - agosto 11, 2004
Las Olimpiadas de Atenas empiezan con una gran derrota, la de la defensa del medio ambiente y el desarrollo sostenible. A pesar de que Grecia se comprometió a hacer de estas Olimpiadas 2004 las más verdes de la historia, los Juegos Olímpicos de Atenas hacen pocas o ninguna concesión a la protección del medio ambiente.

Atenas 2004: Las promesas verdes que nunca se han realizado

Cuando Atenas todavía era una ciudad candidata, la posición oficial de las autoridades griegas era clara. Afirmaban que "los Juegos Olímpicos son un desafío y una oportunidad para la amplia puesta en práctica de programas y acciones ecológicas acordes con los principios de desarrollo sostenible... los proyectos serán realizados con el empleo de tecnologías y materiales ecológicos y esto será un pre-requisito en todas las ofertas relevantes".

Tales promesas hablaban de paneles solares, materiales de construcción reciclados y no tóxicos o reutilización de agua de lluvia. Pero a excepción del empleo de equipos de refrigeración con gases respetuosos con la capa de ozono en el transporte público, que ha mostrado mejoras impresionantes debido a las Olimpiadas, la apuesta ambiental de los Juegos Olímpicos de Atenas es muy pobre. Atenas supondrá un retroceso muy importante en comparación con los progresos ambientales obtenidos en Sidney 2000.

El Comité Olímpico Internacional (COI) tenía la responsabilidad de asegurar que los Juegos Olímpicos tuvieran un mínimo impacto sobre el medio ambiente y dejasen una herencia positiva para los anfitriones. El Gobierno griego tenía el poder, el dinero y el tiempo para establecer normas y asegurar que las Olimpiadas Verdes se hiciesen realidad.

Los Juegos de Sidney fueron una puerta abierta a la esperanza. El Comité organizador eligió el proyecto de villa olímpica presentado por Greenpeace que incluía sistemas de suministro energético, transporte y gestión del agua y de los residuos con pautas sostenibles combinados con un compromiso en defensa de la biodiversidad (los terrenos sobre los que asentó la villa eran tierras muy contaminadas que se recuperaron con el proyecto). La ciudad de 15.000 habitantes que se construyó mostraba al mundo que el desarrollo es compatible con la lucha contra el cambio climático, la disminución de la capa de ozono, la contaminación por productos y residuos tóxicos, la disminución de la calidad de vida y la pérdida de la biodiversidad.

"Tanto el COI como el Gobierno Griego han utilizado los criterios de sostenibilidad y ecológicos como un valor añadido a su candidatura y a la hora de la verdad han mostrado un alto nivel de indiferencia, incompetencia y falta de iniciativa. El gran perdedor en estos juegos es el planeta", declara Mario Rodríguez, director de campañas de Greenpeace España.

La campaña de Greenpeace para conseguir los primeros Juegos Verdes en Sidney fue decisiva para asegurar que los Juegos Olímpicos del año 2000 promoviesen soluciones a los problemas ambientales. Además del proyecto de la villa olímpica Greenpece logró que se incluyeran criterios medioambientales en todos los aspectos relacionados con la realización de los Juegos. La energía necesaria para el funcionamiento del recinto donde se alojaban los atletas era de origen solar. Fue la zona residencial solar más grande del mundo y se vendió después como viviendas protegidas. La reducción del uso de PVC en los edificios mostró que hay alternativas prácticas a este plástico venenoso.

Por eso la falta de un compromiso medioambiental en Atenas es aún más asombrosa. La falta de energía limpia es uno de los mayores fracasos de las Olimpiadas. Los organizadores tenían la intención de generar toda la electricidad para la villa olímpica con energías renovables. Para un país que se vende como el lugar de la infinita luz solar, no debería ser difícil utilizar esta energía para los Juegos. Pero el uso de energías renovables en estas Olimpiadas es casi nulo.

"Esto demuestra que tiene que ser el COI quien exija a las ciudades candidatas que asuman los criterios ambientales y no se dejen en manos de la voluntad política de los países organizadores. Los Juegos Olípmpicos son una oportunidad excelente y necesaria para transmitir a todo el mundo que el compromiso con el medio ambiente es una tarea glonal y el Movimiento Olímpico debe ser un abanderado", añade Mario Rodríguez, director de campañas de Greenpeace España.

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