Acción de Greenpeace contra la contaminación genética en la empresa Moyresa en Cartagena (Spain)
Esta acción se enmarca en un tour internacional contra los
transgénicos que la organización ecologista está llevando a cabo en
diferentes continentes; así el barco de Greenpeace MV Esperanza,
que llegó el pasado sábado a Cartagena, está llevando a cabo la
parte europea del tour, mientras el Artic Sunrise y el Rainbow
Warrior hacen campaña en América del Sur y Asia,
respectivamente.
Esta empresa contamina las partidas de soja no transgénica al
mezclarlas en los silos que contienen soja argentina o de EE UU,
negando así a los ciudadanos el derecho a elegir una alimentación
libre de transgénicos. "Greenpeace seguirá denunciando ante la
opinión pública a aquellas empresas que siguen optando por hacer
negocio con la soja transgénica." - ha declarado Juan-Felipe
Carrasco - "dado que estos productos tienen como destino la
industria alimentaria, Moyresa/Bunge Ibérica tiene una posición
privilegiada para influir sobre estos mercados y sobre la calidad
de la alimentación de todos los ciudadanos europeos".
España es el segundo importador europeo de soja con seis
millones de toneladas anuales procedentes de Argentina, EEUU y
Brasil. Greenpeace estima que aproximadamente el 66% de las
importaciones españolas de soja corresponden a soja transgénica.
Moyresa acapara el 70% del mercado nacional de molturación (1) o
molienda. Bunge, la compañía matriz de Moyresa, es el mayor
molturador y exportador de soja de Norte y Sudamérica así como el
mayor procesador mundial de cultivos oleaginosos.
Los efectos negativos de la soja transgénica de Monsanto sobre
el medio ambiente se hacen más evidentes cada año y aún quedan sin
resolver dudas serias sobre la inocuidad de esta soja transgénica.
No existen estudios suficientes para demostrar que los transgénicos
no son perjudiciales para la salud. Los organismos modificados
genéticamente proceden de una tecnología burda e imprecisa que es
inherentemente insegura para el medio ambiente y la salud humana.
Por ejemplo, los análisis de impacto sobre la salud no estudian la
posible aparición de tóxicos inesperados. Ésta es la soja
transgénica que entra en la cadena alimentaria de los
españoles.
La contaminación genética ha generado graves problemas agrarios
y ambientales. Agentina, el tercer exportador mundial de
transgénicos, sufre los efectos económicos, sociales y ambientales
de haber optado por el cultivo de soja transgénica a gran escala
(98% de la soja argentina). Por ejemplo, un reciente artículo en la
revista británica New Scientist (2) afirma que "unos 150.000
agricultores han perdido sus tierras y también que la producción de
alimentos esenciales como la leche, el arroz, o la patatas ha
descendido poniendo en peligro la seguridad alimentaria de
Argentina", tal y como se demostró en la reciente crisis que vivió
ese país. En este artículo, se señala a la soja como la responsable
de una crisis medioambiental que está amenazando la frágil
recuperación económica del país. España importa más de dos millones
y medio de toneladas de esta soja transgénica argentina.
El último país exportador en sumarse al cultivo de soja
transgénica es Brasil. Aunque hasta hace unos meses estaban
prohibidos los organismos modificados genéticamente, en los últimos
años ha sufrido continuas contaminaciones ilegales principalmente
en el estado de Rio Grande do Sul. Defraudando a la mayor parte de
los agricultores, el gobierno ha autorizado el cultivo de soja
transgénica de forma provisional en este estado.
Bunge tiene una responsabilidad ineludible sobre la destrucción
del medio ambiente y de los medios de vida de muchos agricultores
en países como Brasil, Argentina o los EEUU. En opinión de
Greenpeace, un compromiso de Bunge lanzaría una señal a estos
mercados y podría ser un paso decisivo para frenar la expansión de
los transgénicos.
Por todo ello, Greenpeace ha demandado en una carta a la empresa
Moyresa/Bunge:
-El grupo Bunge debe comprometerse por escrito a suministrar
únicamente soja no transgénica.
-Con relación a Moyresa/Bunge Ibérica, la empresa debe
comprometerse públicamente y por escrito a importar, procesar y
suministrar exclusivamente soja no transgénica en las cinco
instalaciones que tiene en territorio español, así como a través de
las empresas consignatarias habitualmente contratadas por la
compañía.
(1)España importa por una parte habas de soja para ser
molturadas y convertidas en aceite y harina. El aceite tiene como
destino principal la industria alimentaria mientras que la harina
se emplea fundamentalmente en la producción de piensos compuestos.
(2)Branford, S. (2004) Argentina's bitter harvest. New Scientist,
17th April 2004, pp. 40-43.