Comunicado de prensa - junio 28, 2005
La organización ecologista Greenpeace celebra el retorno de los residuos del buque MV Ulla a España. Estos residuos, cenizas procedentes de una planta térmica y contaminadas por metales pesados, fueron exportados ilegalmente a Turquía. Tras varios años de abandono, el buque que los transportaba, MV Ulla, se hundió con las cenizas debido a su mal estado.
Acción de Greenpeace en Turquía, pidiendo que se devuelvan los residuos tóxicos a España
Tanto la empresa cementera Lafarge-Asland, propietaria de la
carga, como el Gobierno de Turquía eludieron durante meses su
responsabilidad ante la grave situación generada. Finalmente, y
debido a la presión de Greenpeace, la empresa cementera se vió
obligada a extraer las cenizas del buque y repatriarlas a España,
su país de origen.
"Los residuos son responsabilidad de quien los ha producido. En
este caso, por tanto, es correcto que los residuos vuelvan a España
de donde salieron. La peor opción posible hubiera sido que se
quedaran en el fondo del mar como pretendieron los responsables de
Lafarge y el Gobierno de Turquía al desentenderse de los residuos
durante años", ha declarado Juan López de Uralde, director de
Greenpeace en España.
Sin embargo Greenpeace ha mostrado su preocupación por el hecho
de que los residuos vayan a ser enviados a una cementera de la
misma empresa Lafarge-Asland para ser utilizados como materia prima
en la fabricación de cemento. Esta práctica, desgraciadamente
habitual en el sector de cemento, incorpora los contaminantes de
las cenizas al producto final.Luego ese cemento libera los
contaminantes al medio ambiente al ser utilizado.
"Las cementeras se están convirtiendo en auténticos sumideros de
residuos de todo tipo, sin ser plantas cuyo objetivo inicial sea
ese. Esto repercute en el entorno y en la contaminación final del
producto" ha declarado Sara del Río, responsable de Tóxicos de
Greenpeace.
Esta cementera, que se encuentra en Sagunto, incorporará a su
proceso de producción los metales pesados que se encuentran en las
cenizas. Al tratarse de un sistema cerrado de materiales, la
fabricación del cemento se está convirtiendo en un proceso de
acumulación de tóxicos, que, como en el caso del cromo, acabarán en
el cemento que se utilizará posteriormente en construcción. Esto
significa que habrá sustancias tóxicas peligrosas en los materiales
de construcción que se liberarán al medio ambiente con el paso de
los años.