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Greenpeace recuerda que en España existen cientos de balsas similares a la que ha provocado el vertido tóxico de Hungría

La organización ecologista muestra su preocupación por las consecuencias de la ruptura de la balsa minera

Comunicado de prensa - octubre 6, 2010
Greenpeace lamenta las cuatro víctimas mortales de la catástrofe producida el pasado lunes en el oeste de Hungría y manifiesta su profunda preocupación por sus impactos ambientales y en la salud. La rotura de una balsa de una industria minera en Ajka ha provocado que cientos de miles de metros cúbicos de “barro rojo tóxico" cargado de metales pesados y altamente corrosivo haya arrasado siete municipios húngaros.

Inundación de lodos tóxicos de Hungría Activistas de Greenpeace en el pueblo de Kolontar, (Hungría), tomando muestras de la inundación de lodo tóxico causado por la ruptura del depósito de lodo rojo en una planta de aluminio en el oeste de Hungría y ha afectado a siete ciudades de Hungría.

Greenpeace recuerda que en España existen, diseminadas por toda la geografía, cientos de balsas mineras, de las cuales más de una decena superan el millón de metros cúbicos, como la de Hungría.

Casos como la catástrofe de Aználcollar están todavía muy presentes. En el año 1998, la ruptura de uno de los muros de una balsa de residuos de pirita descargó 5 millones de metros cúbicos de lodos y aguas tóxicas en la comarca de Doñana. Hoy en día no existen responsables penales del accidente, por lo que los costes han tenido que ser sufragados con dinero público.

En varias ocasiones Greenpeace ha denunciado la dejadez y permisividad de las administraciones en lo relativo al control y clausura de las balsas mineras en nuestro país. Además de Aználcollar, en los últimos años la organización ecologista ha denunciado el peligro que suponen explotaciones como son la mina de Las Cruces en Sevilla, Cerro Colorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas en Badajoz o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias.

"Desgraciadamente, este tipo de accidentes siguen produciéndose, a pesar de las advertencias de los grupos ecologistas que exigen un mayor control de estas instalaciones", ha declarado Julio Barea responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace. "Tras la rotura de una de estas balsas, las consecuencias son siempre trágicas. Y, como hemos visto en Hungría, ha costado la vida de varias personas", ha añadido Sara del Río de la campaña de Contaminación de Greenpeace.

Un equipo de expertos de Greenpeace se ha desplazado inmediatamente a la zona para documentar el desastre, tomar muestras y poder así proporcionar una evaluación independiente de los daños ocasionados por este accidente. Dada la gran cantidad de residuos vertidos con elevados contenidos en metales tóxicos que se ha lanzado a las aguas superficiales y los suelos, las consecuencias podrían ser graves y de larga duración para los ecosistemas de la zona.

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