Comunicado de prensa - diciembre 19, 2009
Greenpeace condena hoy enérgicamente la arrogancia de los jefes de Estado de los países más poderosos del mundo por haber presentado un “ultimátum” en la cumbre climática de Copenhague. En su camino hacia el aeropuerto declararon que el acuerdo estaba hecho sin que fuera cierto. Durante la pasada noche los negociadores han tratado de descifrar el estatus del llamado “Acuerdo de Copenhague” mientras la cumbre climática se cerraba de forma vergonzosa, incoherente y duramente disputada.
Greenpeace condena hoy enérgicamente la arrogancia de los jefes de Estado de los países más poderosos del mundo por haber presentado un “ultimátum” en la cumbre climática de Copenhague.
Cuando casi se cumplen 48 horas desde que Juan López de Uralde,
director de Greenpeace España, junto con otros dos activistas
fueron detenidos por conseguir entrar en la recepción oficial de
los 120 jefes de Estado, un grupo de personas se encuentra en la
cárcel Vestre Faengsel realizando una vigilia para solicitar su
liberación. Juan López de Uralde permanecerá en prisión preventiva
hasta el 7 de enero por riesgo de fuga. Está acusado de
falsificación de documentos, de pretender ser una autoridad
pública, de entrar sin permiso en lugar privado y de alterar un
acto con presencia de la reina.
El director de Greenpeace Internacional, Kumi Naidoo, ha
declarado: "El mundo se enfrenta a una trágica crisis de liderazgo.
En lugar de trabajar conjuntamente para asegurar el futuro de
cientos de millones de personas adoptando un acuerdo histórico que
evite un caos climático, los líderes mundiales de los países más
poderosos han traicionado al futuro y a las próximas
generaciones".
Aunque el Acuerdo de Copenhague está siendo denominado por
algunos como un paso adelante Greenpeace considera que no lo es. De
hecho, ni siquiera ha sido formalmente adoptado por la Conferencia
de las Partes (COP). No contiene medidas firmes para reducir las
emisiones en los países en desarrollo. Es una gran concesión a las
industrias contaminantes, especialmente en el sector de los
combustibles fósiles, que han estado presionando para debilitar el
acuerdo y ahora tienen licencia para continuar emitiendo gases de
efecto invernadero.
Según la organización ecologista, hay unos pocos puntos
aceptables en el acuerdo ya que contiene el establecimiento de un
nuevo Mecanismo de Financiación Climático y acuerda la necesidad de
financiación a largo plazo, más de 100 billones de dólares (73.000
millones de euros) para permitir que los países empobrecidos
protejan sus bosques, apliquen medidas para reducir sus emisiones
de CO2 y puedan adaptarse a los impactos del cambio climático.
Además, los países en desarrollo han acordado poner en marcha
medidas voluntarias para reducir sus emisiones de gases de efecto
invernadero y para aumentar aquellas acciones que proporcionen
apoyo financiero a los países en desarrollo.
La conferencia no ha acordado un mecanismo para establecer un
acuerdo legalmente vinculante. Aunque las negociaciones continuarán
el año que viene, Greenpeace considera que la pérdida del objetivo
"legalmente vinculante" hace de la cumbre de Copenhague una
gigantesca oportunidad perdida. El planeta tiene que reanudar su
camino desde Bali a México donde un acuerdo justo, ambicioso y
jurídicamente vinculante que evite un cambio climático catastrófico
debe ser adoptado.