Contamos con el uso de tu libertad de elección a la hora de comprar
Bimbo/Martínez (panadería, bollería), Virginias (galletas,
turrones, chocolatinas, caramelos) o Hero (mermeladas, zumos,
alimentos infantiles), que habían permanecido en la lista roja por
no poner a disposición de la organización los documentos
requeridos, pasan ahora al listado verde.
Sin embargo, a pesar de que, teniendo en cuenta el rechazo
social, la inmensa mayoría de los fabricantes ha decido abandonar
estos peligrosos ingredientes, existen todavía empresas que no
ofrecen a Greenpeace las suficientes garantías de ausencia de
transgénicos en sus productos, como Nestlé (Nestlé, Numil) o
Unilever (Knorr, Ligeresa, Tulipán, Flora, Frigo, etc). Greenpeace,
atendiendo a la realidad de los mercados y del comecio
internacional de materias primas, considera que es perfectamente
posible para una gran empresa rechazar los transgénicos, como lo
siguen haciendo Kraft Foods (Kraft, Côte D'Ord, Milka, Toblerone,
Oreo, Artiach), Santiveri, Coca Cola o Heineken.
Además, las investigaciones de los Observadores de Transgénicos
de Greenpeace han llevado a descubrir nuevos productos en cuya
etiqueta figura que emplean transgénicos, como por ejemplo,
Bizcochón PIT, Salsas VéGé, Lecitina Natur Tierra, Salsas Tre,
Salsa MariCarmen, Bollería Mar Terra o Panadería Tradicional. Estos
etiquetados aparecen en la guía con un icono específico y se pueden
encontrar las fotos de sus etiquetas en una sección específica de
la página de Greenpeace (2).
"A pesar del rechazo de los consumidores por los alimentos
transgénicos y de los demostrados riesgos que estos cultivos
suponen para el medio ambiente, la salud y la economía, algunas
empresas siguen sin querer garantizar que no utilizan este tipo de
ingredientes" ha declarado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la
campaña de Transgénicos de Greenpeace. "Es perfectamente posible
optar por los ingredientes no transgénicos. Mientras empresas como
Hero producen alimentos infantiles libres de transgénicos, es grave
que Nestlé o Unilever prefieran mantener una sospechosa política de
opacidad en lo relativo a las materias primas empleadas",
añade.
El Gobierno tolera que en España se sigan cultivando 80.000
hectáreas de MON 810, el mismo maíz transgénico que han prohibido
seis países de la UE. "El Ejecutivo español sigue situándose en el
campo de los que favorecen a las cuatro empresas
agrobiotecnológicas que pretenden inundarnos de 'alimentos
Frankestein', despreciando la salud de los ciudadanos y la
protección del medio ambiente", ha afirmado Carrasco.
La autorización por diez años para el cultivo del MON 810 ha
caducado y la UE debe tomar una decisión sobre su reautorización.
En ese contexto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria
(EFSA en sus siglas en inglés) emitió a finales de junio su
dictamen, según el cual el MON 810 es seguro (2). Sin embargo, el
análisis científico de este dictamen, realizado por encargo
Greenpeace y Amigos de la Tierra, revela errores y omisiones graves
en el documento de la EFSA y pone en duda las conclusiones de este
organismo (3).
Cuando un consumidor consulta al fabricante de un alimento, se
encuentra con que la empresa le contesta que cumple la legislación;
sin embargo eso no significa que ese consumidor deje de consumir
transgénicos. En España no se han desarrollado los mecanismos de
trazabilidad a los que obliga la legislación Europea y por ello no
es fiable el hecho de que en la etiqueta de un alimento no figuren
ingredientes transgénicos. Además, se permite la presencia de hasta
0,9% de transgénicos sin obligación de etiquetado. Este es el caso,
por ejemplo, de Unilever, quien contesta que cumple la legislación
pero no garantiza a Greenpeace la no utilización de
transgénicos.
Además los derivados animales escapan en la UE a dicho
etiquetado, por lo que el 80% de los transgénicos se incorporan a
la cadena alimentaria sin que los ciudadanos sean conscientes de
ello. Además los transgénicos se cultivan sin las mínimas garantías
de seguridad. Los Ministerios de Medio Ambiente, Rural y Marino y
de Ciencia e Innovación, en lugar de defender los intereses de los
ciudadanos, se han decantado claramente por los de las
transnacionales del sector, poniendo en grave peligro el presente y
el futuro de la biodiversidad y de la alimentación.
"En este contexto político, las reacciones de las empresas que
deciden estar en la lista verde son un paso fundamental para los
ciudadanos españoles, quienes disponen ahora de un mayor número de
productos que pueden consumir sin temor a estar ingiriendo
derivados de cosechas transgénicas", ha concluido Carrasco.
(1) http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/transgenicos/consumo/gu-a-roja-y-verde
(2) http://www.greenpeace.org/espana/footer/search?sort=newest&q=productosetiquetados
(3) http://www.efsa.europa.eu/EFSA/efsa_locale-1178620753812_1211902628240.htm
(4) Cotter, J. & Mueller, W. 2009. , A critique of the
European Food Safety Authority's opinion on genetically modified
maize MON810. Greenpeace Research Laboratories Technical Note
05/2009.
http://www.greenpeace.org/espana/reports/una-cr-tica-al-dictamen-de-la