Comunicado de prensa - julio 3, 2009
Greenpeace deplora la decisión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de mantener en funcionamiento 4 años más la vieja, deteriorada y peligrosa central nuclear de Garoña (Burgos). Zapatero ha incumplido de forma clara su compromiso electoral, programático y de investidura de abandonar la energía nuclear, y ha dado un gran paso atrás en la consecución de un modelo energético sostenible, basado al 100% en las energías renovables y en la eficiencia energética.
El conjunto del movimiento ecologista español - Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/Birdlife y WWF - exigen el cierre inmediato de la central, y denuncian las presiones que está ejerciendo el lobby nuclear para evitar el fin de la vida de Garoña, una central obsoleta y peligrosa.
Según la organización, el Gobierno se ha arrodillado ante el
lobby nuclear al conceder a la central un nuevo permiso de
funcionamiento por 4 años. El Gobierno socialista y el propio
Presidente Zapatero habían reconocido que Garoña es una central con
problemas de seguridad, amortizada y totalmente prescindible. Aún
más, el Presidente se ha desdicho de lo que había afirmado
previamente en el Senado y en el Congreso, y en algunos medios de
comunicación, sobre el cierre de la central en 2011.
"Al final, la codicia de Iberdrola y Endesa, propietarios de la
central, empeñados en seguir lucrándose con una central vieja y
peligrosa pero totalmente amortizada, han pesado más sobre Zapatero
y su Gobierno, que el interés general de la sociedad" ha afirmado
Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace. "Zapatero
demuestra así su falta de palabra y su incoherencia".
El Ejecutivo había reconocido previamente que el cierre de
Garoña no supondría ningún problema en el suministro de
electricidad. Su contribución energética es muy escasa (el 1,4% del
total, en 2008) y está sobradamente compensada por la aportación de
las energías renovables (éstas aportaron en 2007 un 23% del total
de la electricidad generada). De hecho, España exportó en 2008 una
cantidad de electricidad equivalente a la producida por tres
centrales nucleares como la de Garoña.
Con esta deplorable decisión, el Gobierno también ha decidido
seguir exponiendo a la población y al medio ambiente al riesgo de
sufrir un accidente nuclear por parte de esta peligrosa
instalación. La organización recuerda que Garoña es una central
nuclear obsoleta, diseñada en los años 60 del siglo pasado, e
inaugurada por Franco allá por 1971. Es de un tipo muy antiguo de
reactor que está "fuera de normativa". El deterioro y
envejecimiento del reactor de Garoña son muy evidentes.
En una clara demostración del agotamiento de su vida útil,
sufre desde hace años un proceso de agrietamiento múltiple por
corrosión que afecta a diversos componentes internos de la vasija
del reactor, el corazón de la central nuclear, y que no tiene
solución. Por ello se la conoce por la "central de las mil y una
grietas".
Zapatero ha hecho oídos sordos de las demandas de la ciudadanía,
en clara contradicción con sus repetidas manifestaciones. Numerosas
organizaciones sociales, ecologistas, sindicales, vecinales y
políticas reclaman desde hace años el cierre de Garoña, petición
hecha también desde instituciones como el Parlamento vasco, el
Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Álava, entre otras.