la plantilla de Garoña son 323 trabajadores y no
600 ni 1.000, como dice el lobby nuclear.
Acción de Greenpeace con sesenta activistas en la central nuclear de Garoña.
Por ejemplo, es falso lo que han difundido distintos actores del
lobby nuclear acerca de que "el cierre de la central nuclear de
Garoña podría poner en peligro los más de 600 empleos directos de
esa planta y los más de 400 indirectos que genera a su
alrededor".
Greenpeace puede asegurar, citando información de la propia
Nuclenor (ver documento adjunto) que la central nuclear de Garoña
tiene una plantilla de 323 trabajadores fijos. Ni 600 ni 1.000 como
se ha dicho en otras informaciones. Esas cifras infladas son
falsas.
La plantilla de Garoña son 323 trabajadores y no
600 ni 1.000, como dice el lobby nucle
Como en toda instalación industrial o área de negocio, alrededor de
la central de Garoña se generan una serie de empleos indirectos, a
través de contratas. Según Nuclenor, hay 530 trabajadores de
empresas colaboradoras relacionadas.
Desde el punto de vista socio-económico, la mera existencia de
la central nuclear de Garoña ha provocado en la zona del Valle de
Tobalina donde se instala la central un auténtico monocultivo
industrial que impide un verdadero desarrollo económico sostenible
en la zona, generador de muchos puestos de trabajo seguros y de
calidad.
Al igual que es falso el dato de que la industria nuclear genera
en España 30.000 puestos de trabajo. Según datos de un estudio de
Comisiones Obreras de 2006, el sector nuclear contaba en 2005 con
4.124 empleados de los cuales el 52,8% pertenecían a la plantilla
fija de las centrales nucleares. Estas cifras de empleo en las
centrales nucleares aumentaban a 10.930 durante el periodo de
recarga de las centrales, de los cuales el 20% pertenecía a la
plantilla de la central.
Por el contrario, las energías renovables sí son generadoras de
gran cantidad de empleos estables y de calidad. Según datos de
Comisiones Obreras, en un informe de febrero de 2008, en España el
sector de las energías renovables generaba -ya a finales de 2007-
89.000 empleos directos (y 99.681 indirectos). En Alemania, en 2006
el sector de energías renovables dio empleo a 235.000 trabajadores,
un incremento del 50% sobre los dos años anteriores.
Otra falsedad ampliamente difundida estos días atrás es que el
cierre de Garoña conllevaría que el precio de la electricidad
aumentara un 10%. Esa afirmación, que nadie ha rubricado con
nombres y apellidos, es totalmente falsa. Dado que la central
nuclear de Garoña está amortizada desde hace años, y que su exigua
aportación al sistema eléctrico español está ya compensada por la
generación eléctrica mediante energías renovables, el cierre
inmediato de esta central nuclear será a coste cero.
Por otra parte, no tiene sentido decir, como afirman en
Nuclenor, que la central está mejor ahora que antes, o afirmar,
respecto al diseño original de la planta: "Pero queda poco de
aquello, casi todo se ha ido cambiando", obviando los graves
problemas de agrietamiento por corrosión que afectan a diversos
componentes de la vasija del reactor (el barrilete, las
penetraciones de las barras de control) y del resto del circuito
primario, problema que no tiene solución y que empeora
inexorablemente con el tiempo, como reconoció el propio Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN) ante el Congreso de los Diputados.
Garoña incumple varios requisitos que le exigió tener listos
para 2009 el Consejo de Seguridad Nuclea
Además, la central nuclear de Garoña no cumple ni siquiera con
los mínimos requisitos que le había exigido el CSN con respecto a
la prórroga solicitada. De hecho, Nuclenor ha pedido al CSN aplazar
el cumplimiento de dos de los 10 puntos que el CSN les exigió: la
renovación del cableado eléctrico y la mejora de la ventilación de
emergencia en el edificio de contención, y ha propuesto realizarlos
en las paradas de recarga de 2011 y 2013. También por estos
incumplimientos el CSN debería informar negativamente la solicitud
de prórroga de Nuclenor.
Por otra parte, hay que lamentar la entrada en el debate sobre
la energía nuclear y el cierre de Garoña sin aportar ningún dato o
dando informaciones falsas de políticos como Felipe González o
Javier Solana.
En el caso de Javier Solana, ha intercedido a favor de la
continuidad de Garoña, aprovechando su influencia por su cargo en
la Unión Europea, sin aportar una sola idea, dato o argumento. Tan
sólo se limitó a afirmar que sería un «grave error» el cierre de
la central, que «algunos de los debates abiertos están mal
planteados» en materia de energía, que «Estamos hablando de cosas
muy serias y todos debemos hacer una reflexión para no cometer
errores», que España tiene «un mix energético muy particular» y «se
pueden hacer algunas cosas un poco mejor». Todo opiniones y ningún
dato.
En cuanto a Felipe González, siempre utiliza el falso
argumento de que dependemos de forma importante de la importación
de electricidad nuclear francesa. Sin embargo los datos son claros:
España es exportadora neta de electricidad desde hace años.
En efecto, los intercambios internacionales de electricidad del
sistema eléctrico español registraron en 2008 un saldo exportador
de 11.221 Gigawatios-hora (GWh), un 95% superior al de 2007, según
datos de Red Eléctrica Española (REE). En concreto, España exportó
en 2008 una cantidad de electricidad equivalente a la producida por
tres centrales nucleares como la de Garoña. La comparación de esa
cantidad con la producción eléctrica media de Garoña en los últimos
años (3.837 GWh en 2006; 3.478 GWh en 2007; 4.021 GWh en 2008),
evidencia que nuestra capacidad de exportación de electricidad ya
en 2008 era tres veces superior a la producción de electricidad
anual de Garoña.
Greenpeace considera que el Gobierno socialista debe anunciar
sin más demora su decisión de cerrar definitivamente la central
nuclear de Garoña el día 5 de julio de 2009, cuando vence su
permiso de explotación, dado que no hay ningún obstáculo
energético, técnico ni económico que lo impida.
Actualmente se dan las condiciones para que el Gobierno
socialista y su Presidente sean coherentes y cumplan este
compromiso, ya que: la escasa contribución energética de la central
nuclear de Garoña está sobradamente compensada por la aportación de
las energías renovables, sin Garoña, la seguridad del suministro
eléctrico seguirá estando garantizada; su vida útil está agotada;
existe además un amplio consenso social a favor de su cierre.