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Garoña, a mitad de potencia por lo que parece ser una fuga en el combustible nuclear

Greenpeace exige información al CSN mientras que el organismo regulador ni confirma ni desmiente el suceso

Comunicado de prensa - mayo 9, 2009
Según los datos de los que dispone Greenpeace, una rotura de un elemento del combustible nuclear en la central nuclear de Garoña ha provocado que ésta haya tenido que reducir su potencia a la mitad desde la madrugada del sábado, como ha publicado Red Eléctrica Española (1).

Central nuclear de Garoña

Greenpeace se ha puesto en contacto con la Sala de Emergencias (SALEM) del CSN para confirmar este extremo, pero su responsable ni lo ha confirmarlo ni desmentido, sino que se ha limitado ha declarar que Garoña estaba llevando a cabo reestructuraciones de las barras de control. Casualmente, este es el proceso habitual en caso de fuga para tratar de encontrar cuál es la varilla (o varillas) de combustible que sufre la fuga.

Un fallo de esa naturaleza supone un problema grave de seguridad, al afectar al combustible nuclear que alberga la vasija del reactor, que es el verdadero corazón de la central nuclear. En estos elementos tienen lugar las reacciones de fisión nuclear, que generan gran cantidad de radiactividad. Una rotura o anomalía en estos elementos provoca un aumento de liberación de radiactividad al circuito primario, que finalmente puede redundar en un incremento de los niveles de radiactividad emitidos al medio ambiente exterior.

La central de Garoña ya ha sufrido este problema de forma reiterada. De hecho, el 11 de diciembre de 2006 se produjo un accidente similar. El incremento que se produjo entonces en los niveles de radiactividad en el circuito primario, debido a las pérdidas anómalas de radiactividad del elemento de combustible dañado, fue la causa por la que Nuclenor se tuvo que adelantar la parada de recarga de 2007. A pesar de que Nuclenor apantalló el elemento de combustible roto, para tratar de minimizar la liberación de radiactividad al circuito primario, ésta se siguió produciendo sin remedio.

Ante el cúmulo de fallos en la instalación, conocidos a pesar del oscurantismo de Nuclenor, Greenpeace pide al Gobierno que no demore por más tiempo la decisión de cerrar definitivamente la central en julio de 2009, cuando acaba su permiso de explotación.

"No hay ningún motivo económico, ni energético, ni medioambiental ni social al que el Gobierno pueda agarrarse para incumplir su compromiso de cerrar inmediatamente y de forma definitiva la obsoleta y peligrosa central nuclear de Garoña", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace.

Greenpeace recuerda que la central nuclear de Garoña está totalmente amortizada desde hace años, que su escasa producción eléctrica está sobradamente compensada por el incremento anual de la aportación de las renovables, que es una instalación obsoleta (fue inaugurada en 1971), aquejada de graves problemas de seguridad (agrietamiento por corrosión) y que el rechazo social que genera es manifiesto.

La vida útil de la central está más que agotada y prueba de ello son los importantes problemas de agrietamiento por corrosión que sufre y que afectan a diversos componentes de la vasija del reactor y del resto del circuito primario. Problemas técnicos de gran calado, imposibles de solucionar, a los que se suman los continuos errores humanos en la operación de la central, que hacen que su cultura de seguridad pueda calificarse de muy deficiente.

En lo que va de año 2009, Garoña ha tenido 9 accidentes en su seguridad, contando con este último. En abril sufrió tres accidentes, además de la parada forzosa del pasado día 23 provocada por un fallo en el generador principal. El 6 de abril se produjo otra parada no programada debido a un mal funcionamiento en una de las válvulas de alivio/seguridad de la central nuclear, un problema que también viene de lejos y que nunca ha sido resuelto satisfactoriamente. Y a ello hay que sumar que el pasado 1 de abril, cuando Garoña procedía a arrancar tras la parada de recarga que hizo en marzo pasado, se produjo una explosión e incendio en un transformador eléctrico de la central, suceso que causó gran alarma entre los vecinos pero que se mantuvo en secreto por parte de Nuclenor (la propietaria de Garoña) y del que la opinión pública supo gracias a la denuncia de Greenpeace y Ecologistas en Acción.