Magazine / junio 2017

No vamos a callarnos

© Greenpeace

Resolute: No vamos a callarnos

Todo empezó cuando Greenpeace denunció a Resolute, la mayor productora de papel prensa en el mundo, por sus malas prácticas en el bosque boreal de Canadá. Ahora Resolute responde con toda su artillería.

Desde hace décadas, Greenpeace emplea la acción no violenta para visibilizar los problemas del medio ambiente y proteger el bienestar común. Sin embargo, en ocasiones, esta tarea nos convierte en objetivo de demandas como la que la empresa norteamericana Resolute Forest Products (la mayor productora mundial de papel prensa) ha interpuesto contra Greenpeace y otros colectivos, por denunciar sus prácticas en el bosque boreal de Canadá, uno de los principales del planeta. En la demanda, por la que reclaman unos 200 millones de euros, acusan de crimen organizado a varias oficinas de Greenpeace, a la organización Stand.earth y a varios activistas individuales, sumándose a otra previa por difamación contra Greenpeace Canadá y dos de sus empleados, por valor de 7 millones de dólares canadienses.

Este tipo de demandas aprovechan la ventaja económica de las corporaciones frente a pequeñas empresas u organizaciones, al poderse permitir gastar millones en procesos judiciales con el fin de intimidar y silenciar temas de interés general.

Pero no lo van a conseguir porque creemos en la libertad de expresión y en que el bien común debe prevalecer sobre el privado. Por eso, Greenpeace ha lanzado la campaña “Our voices are vital” para vindicar nuestro derecho a informar. Continuaremos pidiendo a los gobiernos que protejan los recursos naturales, a las empresas que garanticen prácticas sostenibles y a sus clientes que exijan responsabilidades a sus proveedores.

Precisamente, Greenpeace ha publicado el informe “Cortando la Libertad de Expresión” en el que saca a la luz que algunas de las mayores editoriales del mundo están comprando papel a Resolute. Para la directora ejecutiva de Greenpeace International, Bunny McDiarmid, esto evidencia una paradoja: “Las editoriales, que dependen en gran medida de la libertad de expresión para su labor, deberían rechazar estos intentos de silenciar las voces críticas, como hace su proveedor”.

A la espera del proceso judicial, insistimos en que Resolute debe respetar a las poblaciones indígenas del área y aceptar el sistema FSC para garantizar la sostenibilidad de este bosque, que alberga una cuarta parte de los árboles del mundo.

Si Resolute ganara estas demandas, establecería un precedente peligroso y estaríamos, no sólo ante un escenario sin Greenpeace, sino uno donde la libertad de expresión se vería mermada.

Puedes sumarte a la campaña firmando en www.greenpeace.org. Más de 450.000 personas ya lo han hecho.

Texto Laura Chinchetru