Magazine / septiembre 2016

La ficción que no queremos que se haga realidad

Simulación fotográfica de Sevilla afectada por veranos muy secos y calientes como consecuencia del cambio climático y la desaparición del Ártico

Simulación fotográfica de Sevilla afectada por veranos muy secos y calientes como consecuencia del cambio climático y la desaparición del Ártico

© Calamar2.com

Sequía extrema en Sevilla, inviernos con inmensas nevadas en Londres, bosques boreales destruidos por grandes incendios, la Gran Muralla china rodeada de una vegetación seca, Miami azotado por una súper tormenta, fértiles campos de arroz convertidos en tierras muertas… son escenarios que parecen improbables, propios de una película de ciencia ficción, pero podrían no serlo.

Para evitar que estas imágenes se hagan realidad y concienciar de los efectos del cambio climático en todo el mundo como consecuencia del deshielo del Ártico, Greenpeace produjo una serie de seis imágenes que recrean los escenarios futuros a los que se podrían llegar si no se toman medidas urgentes.

Estas simulaciones, trabajadas al detalle, están inspiradas en las evidencias científicas del informe Lo que pasa en el Ártico, no se queda en el Ártico. El documento, elaborado por la Unidad Científica de Greenpeace en la Universidad de Exeter, recoge las conclusiones de los estudios y modelos de observación más recientes sobre los impactos del cambio climático en el ecosistema Ártico y sus consecuencias sobre el resto del planeta.

Kirsten Thompson, científica especializada en ecología de la conservación y biodiversidad con más de 20 años de experiencia y actualmente consultora científica en la Unidad de Investigación de Greenpeace (Universidad de Exeter), lo explicaba así el día de la presentación del informe: “El Ártico es una zona remota. Pocos de nosotros hemos tenido la suerte de explorar las extensiones de hielo marino, glaciares o capas de hielo, sin embargo estamos vinculados de forma inexorable a esta vasta región que desempeña un papel esencial en nuestro sistema climático global. El aumento de las temperaturas en el Ártico parece estar influyendo en los sistemas meteorológicos en otras partes del mundo, aunque no están claro los detalles de los complejos procesos implicados”.

Según han constatado los estudios científicos, la región ártica se está calentando a un ritmo más del doble que otras zonas del mundo debido a un fenómeno conocido como “amplificación ártica”. El hielo marino se derrite más temprano y el área total de hielo marino de verano ha disminuido, de media, de forma acentuada en los últimos 30 años. El resultado de este retroceso del hielo es que hay mayor intercambio de calor entre el océano y la atmósfera. Todo el Ártico se ha oscurecido visiblemente con la pérdida de hielo y nieve, y esto ha afectado al albedo (propiedad de reflectar la luz solar) de forma que se absorbe más energía. Los científicos alertan: se puede haber puesto en marcha un mecanismo que se retroalimenta de forma imparable y que contribuirá al cambio climático global.

Esta influencia se producirá de manera geográficamente desigual. Los veranos podrán ser secos y muy calientes en unas zonas y, paradójicamente, tener un efecto contrario en otras regiones donde serían más húmedos.

“Una serie de fenómenos climáticos sin precedentes se han registrado a lo largo de la última década: grandes tormentas, sequías, olas de calor, inundaciones e inviernos con nevadas récord. La modelización del clima sugiere que estos fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más comunes en el futuro, con grandes consecuencias para las personas y el medio ambiente”, añade Thompson.

La región comprendida dentro del Círculo Ártico incluye cerca del 6% de la superficie de la Tierra. Sin embargo, esta zona frágil y de una importancia crítica no tiene actualmente ninguna protección internacional legal y vinculante. Es más, el océano Ártico es el océano más desprotegido de todo el planeta. Por todo ello, Greenpeace trabaja desde hace más de cuatro años en la creación de una red de áreas protegidas en el Ártico. Una protección que evite que el círculo vicioso de destrucción en el que se ha instalado el Ártico continúe, no solo por ser un territorio único y por los millones de habitantes que viven en él, sino también porque (tal y como demuestran las evidencias científicas) lo que pasa en el Ártico, no se queda en el Ártico.

Marta San Román
Responsable de Comunicación
@martasrs