Magazine / abril 2016

Aumenta la presión sobre el Ártico

© Alexander Semenov

La actividad económica humana sigue apuntando al Ártico. Con el hielo en clara retirada, marcando cada año nuevos mínimos, la búsqueda de combustibles fósiles y nuevos caladeros para la pesca lleva a las empresas cada vez más al norte. La destrucción del Ártico está a un paso, pero su salvación también. El mes de marzo nos dejó buenas noticias en este sentido.

El próximo mes de junio OSPAR podría hacer realidad la primera área marina protegida en aguas internacionales del Ártico

Según el hielo oceánico retrocede por el calentamiento global, las flotas pesqueras industriales que utilizan la destructiva técnica de la pesca de arrastre navegan más hacia el norte para hacer sus capturas. Así lo demuestra la investigación que la organización ecologista ha llevado a cabo durante tres años analizando cerca de 18 millones de registros electrónicos de geolocalización de barcos pesqueros (mediante el Sistema de Identificación Automática, AIS) desde 2012 hasta 2015.

El análisis de los datos obtenidos muestra que más de 100 arrastreros autorizados para pescar en las aguas noruegas del norte del mar de Barents, la puerta de entrada natural de Europa al Ártico, llegaron a pescar tan al norte como hasta los 78 ºN de latitud y superiores, el círculo polar empieza en 66 ºN. Estas zonas hasta hace poco estaban cubiertas por el hielo la mayor parte del año y han sido identificadas por su importancia biológica al ser el hábitat de millones de aves marinas, mamíferos marinos y comunidades vulnerables del fondo marino.

“Quedan pocas zonas sin explorar en el mundo, en las que aún no ha llegado la actividad humana y el Ártico es una de ellas” señala Elvira Jiménez, de la campaña de Ártico de Greenpeace España. “Esta zona alrededor de las islas Svalbard es conocida como las Galápagos del Norte por su gran riqueza en biodiversidad y está reconocida su importancia a nivel internacional. La ciencia y la conservación deberían llegar antes que los buques de pesca de arrastre”.

Perforando junto a la Isla del Oso

Ártico

Por su parte las empresas petroleras también siguen trabajando en cómo explotar los combustibles fósiles que hay bajo el lecho marino y lo hacen cada vez más al norte. En marzo el Arctic Sunrise se desplazó hasta la plataforma petrolífera de la empresa austriaca OMV que busca petróleo en el mar de Barents, a 300 kilómetros de la ciudad más septentrional de Europa y a 180 de la Isla del Oso, un archipiélago protegido como Reserva Natural desde 2002.

“Las perforaciones petrolíferas son siempre peligrosas, pero perforar en pleno invierno ártico como OMV, una empresa sin experiencia tan al norte, roza la locura”, asegura Lukas Meus, responsable de la campaña de Ártico de Greenpeace en Austria.

Esta perforación es un ejemplo de los riesgos medioambientales que tiene la búsqueda de petróleo en el Ártico, OMV inició su exploración en enero, justo en el medio del invierno ártico, durante el que las tormentas, las temperaturas bajo cero y los largos períodos de oscuridad hacen que la más simple de las tareas sea extremadamente difícil. Un derrame de crudo en la zona tendría un gran impacto que podría alcanzar la Isla del Oso, hogar de importantes colonias de aves focas, ballenas y osos polares.

“Con la actividad pesquera y petrolífera instalada en el mar de Barents abriéndose camino cada vez más al norte, se hace más  urgente la necesidad de protección de las aguas internacionales del Ártico que demanda Greenpeace” señala Jiménez.

Salvación más cercana

Pero el pasado mes de marzo también nos ha dejado noticias que nos acercan a la protección del Ártico. A principios de ese mes en Gotemburgo, Suecia, una propuesta para la primera área marina protegida en las aguas internacionales del Ártico fue respaldada científicamente por la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico del Nordeste (OSPAR). El próximo mes de junio esta institución podría hacer realidad ese área marina protegida.

“Un grupo de países, encabezados por Alemania y apoyado por Suecia, España, Francia y los Países Bajos ha demostrado que ya no pueden presentarse más alegaciones técnicas para detener el proceso de creación de un área marina. La evidencia científica actual ha sido aceptada formalmente. Esto significa que cuando los políticos se reúnan en junio, ya no tienen ninguna excusa para no actuar, sino que deben dar el siguiente paso lógico y proteger esta zona única (del tamaño de Reino Unido), de las industrias que ven la desaparición del hielo como un oportunidad de negocio”, explica Sara del Río de la delegación política que Greenpeace desplazó a Gotemburgo. La organización ecologista ha seguido de cerca este proceso de OSPAR, exigiendo el reconocimiento del valor ambiental de esta parte del Ártico.

La protección del Ártico también ha evolucionado por su vertiente americana. En la reunión bilateral entre Canadá y Estados Unidos, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, acordó junto con su homólogo estadounidense,  Barack Obama, la protección del Ártico frente a las explotaciones petrolíferas. Pero en menos de 24 horas la Oficina de Gestión de la Energía Marina del gobierno de EE. UU. anunciaba su plan para las licencias de perforación en alta mar para los próximos cinco años (2017-2022), que deja la puerta abierta a las perforaciones en el mar de Chukchi, en Alaska, y en el mar de Beaufort, en aguas compartidas entre EE. UU. y Canadá. Para Pilar Marcos responsable de la Campaña de Ártico en la organización, “frente a la actitud dubitativa de los políticos solo cabe la firmeza del poder de la gente, como los más de 7 millones y medio de personas que han pedido por la protección del Ártico, recordando que ellos no dan licencia a nadie para hacer negocio a costa del medio ambiente”.

Rafael Ordóñez
Comunicación de Greenpeace España