Magazine / diciembre 2015

Las islas renovables

© Greenpeace/ Sergio Bolaños

Las islas afortunadas, como se conoce a las Canarias, son uno de los lugares más mágicos del planeta. Un crisol de culturas a medio camino de Europa, África y América que no han pasado inadvertidas para los millones de turistas que cada año las eligen para pasar sus vacaciones. Tan cerca unas de otras, prácticamente cada isla es diferente y tiene sus propias peculiaridades: unas son planas y otras montañosas; las hay que tienen playas de arenas blancas y otras negras, o las que tienen un aspecto  semidesértico mientras otras son frondosas. Pero si hay algo que las caracteriza a todo el archipiélago es su benigno clima y su sol casi perpetuo durante todo el año. Es decir, su inagotable energía.

“Canarias será renovable o no será”

Un territorio separado de un continente con una actividad económica tan importante como las islas Canarias tiene unas necesidades energéticas constantes que no siempre son fáciles satisfacer, con limitaciones como la imposibilidad de intercambiar energía con territorios vecinos. Por ello hace años que Canarias apostó por un modelo energético basado casi en la totalidad en el petróleo para la producción de electricidad.

Si bien los primeros proyectos de generación eléctrica en Canarias se basaron en la energía hidroeléctrica, la ausencia de caudalosos ríos o saltos de agua hizo que se apostará por centrales térmicas en las que no se quemaba carbón, sino petróleo. Hoy, la cosa no ha cambiado mucho y a diario arden miles y miles de litros de combustible para que las islas se iluminen y funcionen, una cantidad tal que costará 42.000 millones de euros hasta 2050, que pagarán los canarios y el resto de los españoles, ya que la producción eléctrica en las islas está fuertemente subvencionada.

Pero un informe publicado recientemente elaborado por el Instituto Aeroespacial Alemán (DLR) para Greenpeace abre la puerta a poner fin a esta situación de dependencia. A la vez que se ahorra una ingente cantidad de dinero y de emisiones de gases de efecto invernadero.

El modelo actual supone que Canarias emita cada año la friolera de 14 millones de toneladas de CO2, una vertiginosa cifra que contribuye al incremento del cambio climático y sus peores efectos. Algo que han intentado evitar los 190 países reunidos en la Cumbre del Clima de París y que, paradójicamente, podrían tener consecuencias devastadoras en las propias islas. La propuesta del DLR supone una reducción de emisiones canarias hasta un 0,02 en los próximos 35 años.

El caso de El Hierro

Hace 30 años un grupo de visionarios vieron la posibilidad de prescindir de los combustibles fósiles en las islas gracias a las energías renovables. Lo que entonces parecía una quimera, es ahora prácticamente una realidad gracias a cinco aerogeneradores unidos a una central hidroeléctrica. Los molinos generan electricidad para prácticamente la totalidad de los 10.000 habitantes de la isla, mientras que cuando la demanda es inferior esa energía se usa para bombear agua hasta una balsa ubicada en un alto que, cuando está llena deja caer el agua y sirve para dejar generar más electricidad, hasta alcanzar los 35 GW/h que necesita la isla. En el proyecto participan tanto el Cabildo de El Hierro, como el Gobierno Canario, cuyo nuevo presidente, Fernando Clavijo, se ha comprometido a que las islas sean renovables 100% en 2050, como propone Greenpeace, aunque siguiendo un camino diferente.

La “ideología” del gas

Clavijo apuesta por sustituir las centrales térmicas de petróleo por nuevas de gas como transición hasta que las renovables cubran el 100% de la demanda, aunque el modelo ecologista no ve necesario recurrir al gas. A este respecto, un responsable de Endesa, que prefiere que no se publique su nombre, reconoce que el avance de las renovables es imparable pero ve en el gas una nueva oportunidad de negocio para su compañía. Ante la pregunta de qué pasaría si, como sería previsible, las centrales dejaran de ser necesarias antes de lograr su amortización, lo tiene claro: “alguien tiene que pagarlas, y no debería ser Endesa”.

Frente a la llegada imparable de las renovables -el exhaustivo estudio de Greenpeace deja pocas dudas sobre su viabilidad- ha surgido lo que parece una “guerra del gas”, que más que una cuestión técnica está derivando en una cuestión casi ideológica y económica. “Nadie duda de que Canarias será renovable o no será”, señala Eugenio Reyes, el veterano ecologista de Ben Magec, “la cuestión es quién va a controlar esa energía, si los ciudadanos o una o dos empresas como ahora. Y el gas puede servir como plataforma para ese control futuro de las renovables, por lo que hay que evitar su implantación, como apoya el Gobierno canario”, apunta Reyes.

La propuesta 100% renovable del DLR apuesta principalmente por el viento, el sol y el ahorro y la eficiencia energética, algo más posible si cabe en un territorio con un clima privilegiado donde apenas se necesita calefacción y las distancias cortas pueden ser perfectamente cubiertas por coches eléctricos.

El modelo resulta tan convincente que hasta Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, participó en su presentación y se sumó a las voces de los que apuestan por un modelo sin gas. “Canarias será renovable, y lo será sin gas” aseguró el mandatario que discrepa con el presidente de su comunidad en este punto.

Además de la reducción de emisiones, la independencia energética y el ahorro económico, Canarias podría ser el mayor ejemplo de autoabastecimiento energético limpio del mundo, “un reclamo que podría incluso cambiar la imagen de marca de las islas”, como reconoce Javier Urritia, jefe de protocolo del Cabildo grancanario, y que podría hacer que Canarias, en unos años, además de ser conocidas como las “Islas afortunadas” fuera conocida como “las islas renovables. Es solo cuestión de tiempo.

Conrado García del Vado es responsable de Comunicación en Greenpeace España

Conrado García del Vado es responsable de Comunicación en Greenpeace España

@congdv