Magazine / abril 2014

Celebrando 30 años de activismo

© Greenpeace/ Adrian Tyler

Greenpeace cumple 30 años en España. Una larga historia de activismo medioambiental por un mundo verde y en paz. Nos adentramos en ella de la mano de sus socios, voluntarios y activistas, que son los que han hecho posible estos 30 años y los que están por llegar.

En 1984 se funda Greenpeace España. Más de diez años antes la organización había nacido a bordo de un viejo pesquero remodelado por unos jóvenes activistas canadienses al que llamaron Greenpeace en honor a su propósito: “queremos la paz, y queremos que sea verde”. Lo que estos jóvenes crearon al oponerse a las pruebas nucleares de EE.UU. en Amchitka (Alaska) fue un movimiento ecologista que se extendió por todo el mundo. Y que en España llegó para quedarse hace 30 años.Una organización que conserva su mismas señas de identidad allí donde esté: denunciar las agresiones medioambientales mediante la acción pacífica, ser totalmente independiente sin recibir dinero ni de empresas ni de gobiernos y aportar soluciones para avanzar hacia un mundo verde y en paz. Y con este mantra han transcurrido 30 años de lucha medioambiental en nuestro país.

En 1981 se había realizado la primera acción pacífica de Greenpeace en España a pesar de no existir legalmente aquí la organización. A bordo de un pequeño pesquero, el Xurelo, un grupo de ecologistas se interpusieron en el vertido al mar de bidones radiactivos de un mercante holandés a 300 millas de la costa gallega. La imagen de los bidones arrojados sobre las zodiacs de los activistas dio la vuelta al mundo. Esta imagen se quedó grabada en muchas generaciones. Irene, una de las voluntarias que hoy forman Greenpeace, es la acción que nos nombra cuando le preguntamos por su imagen preferida de la organización. Irene aún no había nacido en 1981. Son 30 años de imágenes icónicas: activistas parando los vertidos en la Bahía de Portmán (Murcia), zodiacs clamando “No a la Guerra” en Rota, escaladores en la Sagrada Familia pidiendo la protección de los océanos, una joven colgada de un ancla para impedir la entrada de madera ilegal en nuestros puertos. La lista incluiría centenares de imágenes más. Y detrás de ellas: investigación, informes, trabajo de presión política, movilización en la calle y en las redes. Y detrás de todo: las cerca de 100.000 personas socias de Greenpeace España que permiten que cada imagen soñada para defender el medio ambiente se haga real.


 

Irati Aguirre Balda. Pamplona, 22 años. Estudia Comunicación Audiovisual. activista de Greenpeace.

Irati Aguirre Balda

Primer recuerdo de Greenpeace. Ver las zódiacs en la televisión y en fotos como la del barco carbonero Front Driver, me impresionaba la idea del David contra Goliat.

“Me gustaría conocer un mundo sin nucleares.”

 ¿Qué es lo que más valoras? Sin duda, el activismo. Con la acción cambiamos cosas y me encanta el lado humano del grupo de activistas donde solo encuentras a gente muy comprometida y muy solidaria. Mis padres siempre tienen miedo, pero están orgullosos de mí.

¿Cómo crees que ha evolucionado Greenpeace? He desmitificado a Greenpeace. Antes veía la organización como algo ideal y lejano; ahora, lo veo como algo real, cercano, humano.

Tu reto medioambiental El cambio climático que es algo global que afecta a todo por la codicia de unos pocos. Debemos afrontar el problema de forma global y la acción directa no violenta es clave.

Imagen elegida por Irati: acción en el Front Driver. Noviembre de 2007 El barco Arctic Sunrise de Greenpeace interceptó a 15 millas de Valencia al buque carbonero Front Driver coincidiendo con la clausura de la reunión en Barcelona de los científicos de la ONU del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Greenpeace quería unirse así a la alerta de los científicos del IPCC sobre los efectos del cambio climático y pedir al Gobierno español que dejara de subvencionar la quema de carbón, principal causa del calentamiento global en España. Una zodiac de Greenpeace, procedente del Arctic Sunrise, se puso frente al buque carbonero y desplegó la pancarta con el lema “el carbón destruye el clima”.


 

Luis Francisco Vilar. Almería, 55 años. Diseñador de redes telefónicas y voluntario.

 

Irene Huerta Ball. Barcelona 22 años.

El primer recuerdo que tengo en la retina son las acciones contra la caza de ballenas y también el Rainbow Warrior hundido por los servicios secretos franceses en Nueva Zelanda. Me admiró que hicieran visible lo que pasaba a miles de kilómetros porque si no, nadie lo conocería.

“Quiero que mis hijas sepan que luché por el planeta”

¿Qué valoras más? Ver que aquello que denunciamos y que hacemos como voluntarios tiene un impacto directo y sirve para cambiar cosas.

¿Cómo crees que ha cambiado la organización en los 30 años de historia? Ahora tenemos más presencia local como voluntarios y nos acercamos más a la ciudadanía y, aunque los problemas que afrontamos sigan siendo globales, muchas veces le damos el componente local.

Tu reto medioambiental: creo que es el reto energético para frenar el cambio climático. El sistema energético actual es insostenible y la única salida son las renovables, por eso quiero defender esta causa, para que si esto va a pique, mis hijas tengan la constancia de que su padre luchó por el planeta.

Imagen elegida por Luis: el hundimiento del Rainbow Warrior. 10 de mayo de 1985.
Cuando el barco Rainbow Warrior iba a encabezar una flotilla hacia Muroroa para protestar pacíficamente contra los ensayos nucleares de Francia, agentes secretos franceses colocaron dos bombas en el casco. Hundieron el barco y mataron al fotógrafo Fernando Pereira. En 1995 Francia abandonó las pruebas nucleares.

 


 

Mercedes Martínez Díaz, Madrid, 33 años. Educadora social. Socia desde 2014.

 

Mercedes Martínez Díaz, Madrid, 33 años.

¿Por qué has decidido unirte a Greenpeace? No podemos ocuparnos de todo, todo el tiempo. Me encantaría subirme en un barco y abordar petroleros, pero ahora mismo estoy cuidando de mis hijos y no puedo hacerlo. De modo que agradezco enormemente que otros lo hagan por mí. Por eso quería hacerme de Greenpeace. Si no nos ocupamos de cuidar el entorno en el que vivimos, no quedará nada para los que vienen. Ni una gota de agua potable, ni una micra de aire respirable, ni un animal libre y saludable. Por eso me hice socia. Por los que vienen detrás de nosotros.

"Me hice socia por los que vienen detrás de nosotros".

¿Qué es lo que más te gusta de Greenpeace? Que no es políticamente correcta. No tiene miedo a hacer acciones algunas veces “poco correctas”.

Elige una imagen de Greenpeace: Recuerdo una manguera enorme tirando agua sucia dentro de una fabrica. Había una pared grande y lo vertían por arriba. Era genial esa manera de hacer que aprendan a empatizar con los animales a los que contaminan.

¿Qué esperas de Greenpeace como socia? El medio ambiente, animales y plantas no pueden gritar cuando les duele, no pueden acudir a los tribunales y nada pueden hacer contra intereses económicos. A veces parece que da igual que algo no sea justo mientras sea rentable.
De Greenpeace espero que pueda seguir siendo la voz de quien no la tiene. Muchas gracias a todas esas personas que por mí suben a barcos, se cuelgan de edificios y nos informan de cosas que de otro modo serían invisibles. ¡Gracias!

Imagen elegida por mercedes: Acción contra los vertidos de la papelera ENCE en Pontevedra. 1991. La papelera ENCE, en Pontevedra, llevaba desde finales de los años 50 generando vertidos tóxicos en su proceso de blanqueo de papel, que vertía directamente a la ría de Pontevedra, frente a la Isla de Tambo. En 1991, activistas de Greenpeace devolvieron los residuos a la empresa con una potente manguera, mientras otros activistas sujetaban una pancarta en la puerta de la papelera, en la que se leía “Vertidos de ENCE: devolver al remitente”. Un par de años más tarde, debido a la presión de acciones como esta y la creciente demanda de la sociedad por el papel libre de cloro, ENCE comenzó a usar métodos de blanqueo más limpios.


 
Primitivo Tirado Peña. Salinas de Medinaceli (Soria), 73 años. jubilado, trabajó 25 años como literista en el tren Madrid-París. Socio desde 1984.

 Primitivo Tirado Peña

¿Por qué decidiste hacerte socio de Greenpeace? Me hice socio en la primavera de 1984. Fui a hacerme socio a la oficina, que no tenía ni siquiera muebles aún. Había visto una noticia en el periódico y pensé “una organización que defiende la naturaleza, pues voy”. Y aquí sigo, con la misma ilusión que entonces por contribuir a la causa. Ya que muchos no podemos hacer otra cosa, por lo menos podemos colaborar económicamente para defender la naturaleza.

“Somos una asociación de gente extraordinaria. Mientras pueda seguiré con la misma ilusión que desde 1984.”

 

¿Qué es lo que más te gusta de Greenpeace? Las acciones. Sobre todo la valentía de los activistas. También me gusta que seamos independientes de los gobiernos, y que trabajemos solo con nuestro dinero. Nuestra asociación es una asociación de gente extraordinaria. El que está es porque quiere, por ilusión. No hay nadie por “chaqueteo”.
Imagen que elegirías de Greenpeace: La del director, Juantxo López de Uralde, entrando en la cumbre del clima de 2009. Hay que pensárselo mucho para hacer eso. Recuerdo que luego fui a la embajada de Dinamarca para pedir su libertad.

¿Qué esperas de Greenpeace en el futuro? Después de todos estos años, espero que la organización continúe como hasta ahora, luchando en los temas más importantes que amenazan el medio ambiente, por los mares y la naturaleza. Mientras pueda, seguiré con la misma ilusión que todos estos años.

Imagen elegida por Primitivo: Durante la cena de gala ofrecida por la familia real danesa a los líderes políticos que asistieron a la Cumbre del Clima en Copenhague, el ex director de Greenpeace, Juantxo López de Uralde, y otros dos activistas, desplegaron una pancarta con el lema: “Los políticos hablan, los líderes actúan”. Pasaron más de 20 días incomunicados en una prisión danesa. Llamaron la atención de todo el mundo hacia la falta de compromiso mundial en la lucha contra el cambio climático.


Daniel Fernández, Madrid, 32 años. voluntario y ciberactivista DE GREENPEACE.

Daniel Fernández

Imagen que te viene de los 30 años de Greenpeace: sin duda, la acción en la central nuclear de Zorita y su cierre definitivo. Muchos años después, ahora, lo relaciono con Garoña, espero que tenga el mismo final.

"Aún queda mucho por hacer".

Lo que más te gusta del ciberactivismo en Greenpeace: me encanta cuando haces un tuit y ves que se retuitea, que gusta, y que el trabajo que has hecho se está moviendo.

Lo que menos te gusta del ciberactivismo con Greenpeace: lo que me agobia más es no estar allí para echar una mano, cuando ves las imágenes de los activistas en Garoña, el chorro de agua en sus espaldas, y estás delante del ordenador… lo daría todo por estar allí con ellos apoyándoles físicamente.

¿Cómo crees que ha cambiado la organización en los 30 años de historia? La primera imagen que tengo de Greenpeace es un póster que tenía mi padre en su oficina, era de una campaña de Greenpeace Internacional que decía “20 años de Greenpeace, aún queda mucho por hacer”. Entonces veía a Greenpeace como una organización lejana, distante, creo que hemos ganado mucho en cercanía, estamos más cerca de la sociedad.

Tu reto medioambiental para los próximos años es: sin duda, el cambio climático, que al final es una consecuencia y lo causa vivir con un modelo totalmente insostenible. Necesitamos hacer un cambio importante y tomar conciencia.

Imagen elegida por Daniel. Activistas escalan a la cúpula de la central de Zorita. Abril de 2002. Escaladores de Greenpeace lograron entran en la central nuclear de Zorita (Guadalajara), la más vieja de España. Llegaron hasta lo alto de la cúpula donde se descolgaron con una pancarta pidiendo su cierre. En abril de 2006 se cierra la central.