Magazine / abril 2013

Cortos

© Miguel Ángel Hernández Soria

Bosques en venta

Hay gente que sueña con comprarse una casa, un coche o el último grito en tecnología. En una sociedad de consumo como la actual estamos acostumbrados a comprar y vender todo tipo de artículos, pero algunas ideas van demasiado lejos.

El Gobierno de Castilla-La Mancha pretende poner en venta 57 de los 228 montes de utilidad pública que hay en la comunidad. En total, son 40.038 hectáreas que hasta ahora cumplen una función social porque protegen el medio ambiente, mejoran la calidad de vida de las personas y dan trabajo a numerosas poblaciones rurales.

Greenpeace ha mostrado su preocupación por que en vísperas de la reforma de la Ley de Montes se hable de poner en venta el patrimonio forestal público. Por eso, hemos firmado un manifiesto junto con la Asociación de Forestales de España (PROFOR) y las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, SEO/BirdLife y WWF para pedir a los poderes públicos que paralicen los planes de venta del patrimonio público forestal. Nos gustaría que el patrimonio natural se respetara de la misma forma que el cultural, artístico e histórico.

© Greenpeace/ Miguel Riopa

Buenas noticias para la pesca

El Parlamento Europeo ha dicho no a la pesca destructiva. En una decisión histórica, los parlamentarios han optado por reducir la presión de pesca para 2015 con 502 votos a favor frente a 137 en contra. Poblaciones de peces podrán recuperarse después de décadas de sobrepesca.

Los pescadores sostenibles están de enhorabuena porque por norma tendrán acceso preferente a los recursos. Estos barcos, que causan menos daño ambiental, representan alrededor del 80% del sector en Europa.

Greenpeace celebra esta noticia aunque  todavía queda mucho por hacer en la reforma de la Política Pesquera Común (PPC). El siguiente paso es superar los obstáculos que plantean Gobiernos como el español que, según Celia Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace, representan a “un puñado de poderosas empresas, sin preocuparse por el bienestar a largo plazo de los océanos y de la mayoría de los pescadores”.

© Greenpeace/ Pedro Armestre

Decálogo contra la crisis

La crisis no puede ser la excusa para destruir el medio ambiente. Ni para relajar los controles sobre el comercio de armas. Ni para recortar las ayudas a la lucha contra la pobreza. Greenpeace pide al Gobierno un cambio de rumbo en sus políticas, y para ello ha elaborado junto con Amnistía Internacional e Intermón Oxfam un decálogo de medidas urgentes contra la crisis porque “es tiempo de abrir un debate y adoptar medidas que deberían llevarnos hacia un futuro mejor, sostenible y esperanzador”. Por ejemplo, ¿por qué no apoyamos un modelo energético basado 100% en las renovables? Así no solo se acabaría con la dependencia energética y las emisiones de CO2, sino que también se lograría crear empleo y ahorrar más de 200.000 millones de euros al año. Las cifras lo dicen claro: la gestión sostenible de los recursos naturales no es un gasto, sino una inversión.

Reconocer el derecho a una vivienda adecuada, crear una política fiscal y económica más justa y equitativa o garantizar una mayor protección de los derechos de las personas son otros de los puntos incluidos en el decálogo. 

© Noriko Hayashi/ Greenpeace

Dos años sin soluciones

Cientos de miles de japoneses siguen expuestos a la contaminación radioactiva. Han sobrevivido, pero su salud está en juego por el riesgo de padecer cáncer. Muchos de ellos han perdido sus casas y sus trabajos. Dos años después del desastre de la central nuclear de Fukushima, la gente sigue pagando las consecuencias mientras el sector nuclear se lava las manos.

A diferencia de lo que pasa en otras industrias, las nucleares no están obligadas a compensar a las víctimas que sufren los efectos de sus actos. Los propios ciudadanos serán los que paguen en su mayor parte los daños de la catástrofe de Fukushima, estimados en más de 190.000 millones de euros.

El medio ambiente es otro de los grandes perjudicados por Fukushima, aunque todavía no se pueden calcular los daños. Según los investigadores, los efectos de la radiación sobre el ecosistema no serán conocidos hasta pasadas décadas. De momento los 50 reactores nucleares del país permanecen desconectados, pero el nuevo Gobierno japonés ha dicho que revisará el compromiso del ejecutivo anterior de dejar el país libre de armas nucleares.

© Greenpeace

Reunión del Consejo

La Junta Directiva de Greenpeace España mantiene prácticamente las mismas caras este año. Así se ha decidido en el Consejo, reunido en asamblea del 8 al 10 de marzo en Madrid. Sonia Rubio seguirá siendo la presidenta de Greenpeace España y Juan Lobato y Anna Mª Escrihuela vicepresidentes primero y segunda. Enric Dalmau se convierte en administrador general, en sustitución de Francisco González Barona. El equipo lo completan José Albelda, José David Sandoval y Pedro Senso.

“Ahora más que nunca tenemos que defender el futuro y luchar con todas nuestras fuerzas por poner el medio ambiente en el lugar donde debe estar, para conseguir un mundo más justo y un planeta más verde y en paz”, afirma Sonia Rubio.

Durante la asamblea, los consejeros y consejeras han debatido sobre el trabajo realizado en la organización durante 2012 y sobre las líneas de trabajo que están en marcha para 2013. Además, los 75 representantes del Consejo, que es el mayor órgano de decisión de Greenpeace España, han aprobado por amplia mayoría el informe de actividades del año 2012 y los presupuestos para 2013.

© Greenpeace

Hacia una ética ecológica

Jorge Riechmann vuelve a hablar claro. “...Es completamente seguro que el ritmo de las extinciones se está incrementando exponencialmente, que estas extinciones se producen a causa de la actividad humana, y que semejante catástrofe biológica no tiene equivalente en la historia de la especie humana”. Su último libro, Interdependientes y ecodependientes. Ensayos desde la ética ecológica (y hacia ella) (Editorial Proteus), analiza la relación de la sociedad industrial con la biosfera, expone el camino que estamos recorriendo y propone otro bien distinto. El autor, poeta, ensayista y profesor, añade este título a una obra numerosa con una línea común: el respeto al planeta.