Magazine / julio 2012

Lo hicimos

© Greenpeace/ Pedro Armestre

Rechazamos el cementerio nuclear

A mediados de mayo el puente de San Pablo de Cuenca, situado justo frente a las famosas Casas Colgadas, amaneció con unos visitantes inusuales. Se trataba de cinco activistas de Greenpeace que se descolgaron de él para desplegar una pancarta de 200 metros cuadrados. El mensaje de “Cementerio nuclear no” dejaba claro cuál era el objetivo de esta acción pacífica: denunciar la construcción del ATC (Almacén Temporal Centralizado) de residuos atómicos en la pequeña localidad conquense de Villar de Cañas, un municipio que no llega a los 2.000 habitantes y que se convertirá en el lugar al que llegarán los residuos de toda España.

La mejor forma de solucionar el problema de los residuos nucleares es evitar que se produzcan.

Greenpeace considera que la mejor forma de solucionar el problema de los residuos nucleares es evitar que se produzcan, es decir, proceder al cierre ordenado de todos los reactores que aún funcionan en España. Con esta medida bastaría con la construcción de un almacén en cada central que evitaría además tener que realizar entre 600 y 800 transportes altamente peligrosos con residuos radiactivos por todo el territorio. 

Además, la solución sería mucho más económica, ya que el ATC costaría unos 2.000 millones de euros, 20 veces más que si se construyeran almacenes individuales en cada planta. Cabe destacar que estos almacenes temporales individualizados (ATI) ya son una realidad: la planta atómica de Trillo ya dispone de uno y la de Ascó lo tendrá en los próximos años, mientras que la central nuclear de Zorita lo construyó para poder realizar el desmantelamiento.

Los activistas permanecieron durante varias horas colgados del emblemático viaducto donde recibieron las muestras de apoyo de un buen número de ciudadanos que transitaban por la zona. A media mañana, un equipo de bomberos acudió hasta el puente y tras descender con sus equipos de escalada retiraron la pancarta, mientras que los activistas daban por terminada su acción de denuncia y se retiraban pacíficamente entre los aplausos de algunas personas que se encontraban en el puente.

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