El pasado 1 de abril, todos los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados, reunidos en sesión plenaria, estuvieron de acuerdo en pedir al Gobierno que se hagan a las centrales nucleares españolas un conjunto de pruebas de seguridad (ya más conocidas como “stress tests”) para comprobar su resistencia ante una serie de situaciones que, tras el accidente de Fukushima, han dejado de ser “impensables” (como nos quería hacer creer el lobby nuclear).

La Proposición No de Ley (PNL) aprobada, que se publicó el pasado 20 de abril en el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, insta al Gobierno a que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) realice antes del 31 de diciembre de 2011 dicho conjunto de pruebas y a que “el CSN dicte las oportunas resoluciones para que se implanten las medidas y actuaciones que se deriven de estos estudios. Y el Gobierno procederá a decretar el cierre inmediato de todas aquellas centrales que no pudiesen cumplir las condiciones fijadas”.

Entre los “stress tests” acordados se incluye un conjunto de pruebas de resistencia frente a inundaciones (por causas naturales o por rotura de presas aguas arriba de la central); terremotos (incluso de magnitud mayor a la “esperable”); a los efectos del cambio climático; a posibles ataques terroristas y sabotajes o ciberataques; y ante impactos de aeronaves (por accidente o ataque terrorista).

Con respecto a esta última, veremos si se cumple la afirmación, tantas veces repetida por diversos representantes del lobby nuclear, de que las centrales nucleares españolas resistirían sin problema el choque de un avión de pasajeros.

Entre esas voces pronucleares, hay una discordante: el director general de Foratom (el lobby nuclear de la Unión Europea y Suiza), el español Santiago San Antonio, que reconoció ante los medios de comunicación el pasado mes de marzo: "Si quieren que todas nuestras centrales sean capaces de aguantar el impacto de un avión Boeing 747, pues tendremos que cerrarlas todas". Pues que así sea, y cuanto antes, mejor.

También se estudiarán la integridad y resistencia del conjunto del sistema primario; la integridad y resistencia y la capacidad de respuesta de los sistemas de refrigeración de emergencia ante situaciones de emergencia por falta de suministro eléctrico; la resistencia de los sistemas de contención primaria y secundaria en situaciones de emergencia como las vividas en Fukushima.

Así mismo se llevará a cabo la comprobación exhaustiva del estado del circuito primario y del conjunto de equipos y elementos relacionados con la seguridad frente a problemas de envejecimiento y agotamiento de los materiales, problemas de corrosión, estado de las soldaduras...

La citada PNL, presentada por iniciativa del Grupo Socialista, fue aprobada sin votos en contra. CiU y PP, que se mostraron de acuerdo con la realización de esas pruebas como refuerzo de la seguridad nuclear, se abstuvieron no obstante en la votación final exclusivamente por las referencias del texto de los socialistas al cierre de la central nuclear de Garoña, que estos dos grupos consideraban que era extemporánea.

Greenpeace pide al Gobierno y al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) que asuman íntegramente el mandato del Pleno del Congreso de los Diputados relativo a la realización de los citados “stress test” de seguridad a las centrales nucleares.

Carlos Bravo, responsable de la campaña de Anti-Nuclear de Greenpeace

- Comunicado de prensa: Greenpeace insta al Gobierno y al CSN a asumir los 'stress test' a las centrales nucleares aprobados por el pleno del Congreso de los Diputados

- Únete al movimiento anti-nuclear

- Página especial "Crisis nuclear en Japón"

- Sigue todas las actualizaciones sobre la campaña de Nuclear en el canal de Twitter de @Greenpeace_esp

- ACCIÓN/ Galería de imágenes de las proyecciones antinucleares en todas las centrales españolas