La pasada madrugada del sábado 15 al domingo 16 de mayo, comenzó la temporada de captura de atún rojo (Thunnus thynnus) para el arte de cerco.  Afortunadamente para los atunes, el mar está revoltoso y dada la fuerza del viento la flota atunera sigue amarrada en los distintos puertos, esperando a que amaine el temporal y poder salir a faenar. Posiblemente, este año se dediquen a la captura del “último” atún. El stock de esta especie se encuentra sobreexplotado lo que implica que la especie esté al borde de la extinción. Solo queda un 15% de la biomasa reproductora de atún rojo. Pero la situación para otras especies de atunes no es más alentadora.

Al otro lado del océano, increíblemente los problemas pueden llegar a ser los mismos. Otro de los atunes más consumidos se encuentra en peligro, es el atún de aleta azul del Pacífico (Thunnus orientalis). La población de este atún puede colapsarse en cualquier momento.

En julio de 2009, el Comité Científico Internacional  para el Atún y otras Especies de Túnidos en el Océano Pacífico Norte (ISC, en sus siglas en inglés) concluyó que las altas tasas de pesca no habían influido en los juveniles. Pero al igual que ocurre con el atún rojo, con estas especies altamente migratorias, es difícil obtener datos, y estos análisis de la población de atunes juveniles se hicieron con datos del 2005. Según evaluaciones recientes, debido al consumo y la alta demanda del atún de aleta azul del Pacífico, las prácticas de pesca han cambiado, conduciendo a esta pesquería hacia el colapso. Los seres humanos volvemos a caer en los mismos errores.

Que los datos se mantuviesen estables se explicaba asumiendo que las prácticas de pesca no habían cambiado, pero desafortunadamente al igual que en el Mediterráneo esto no es así. La pesca de túnidos se ha industrializado y modernizado cada vez más y los pescadores artesanales de la zona cuentan cómo los barcos han comenzado a capturar atún en sus zonas de reproducción. Al concentrarse en estas zonas aumentan las capturas, dando la falsa impresión de que  el stock es cada vez mayor, pero en realidad se está comprometiendo la capacidad de cría y de reproducción de le especie. Si esto continúa así, después del funeral de lujo del atún rojo, tendremos que vestirnos para ir al del atún de aleta azul del Pacífico.

Dos especies, dos mares diferentes y el mismo problema. ¿Cuándo va a aprender el ser humano que no existen un infinito número de atunes y que llegará el día en que los mares y océanos se vacíen?

Ha pasado aproximadamente una semana desde que se abrió la pesca para el atún rojo, el reloj no ha dejado de funcionar. ¡El tiempo y el atún se agotan!

Elvira Jiménez, campaña de Océanos de Greenpeace