Las abejas son tendencia. En 2015 se colaron (merecidamente) en las búsquedas más populares de Google en España: la pregunta “¿Qué pasaría si no hubiera abejas?” está entre las diez más buscadas durante el año pasado.
“Si las abejas desaparecieran, a la humanidad le quedarían cuatro años de vida”. Esta frase, que se atribuye a Einstein, puede ser un poco extrema, pero no deja de ser cierto que la desaparición de las abejas sí supondría un enorme reto para la humanidad: la biodiversidad, nuestra alimentación e incluso la economía se verían seriamente dañadas. Entonces… ¿Qué pasaría si no hubiera abejas? Estas serían algunas de las consecuencias:
1. Adiós al equilibrio ecológico
La compleja red de la vida en la Tierra se vería profundamente afectada. Las abejas y otros insectos desempeñan una de las funciones más fascinantes y fundamentales para la vida tal como la conocemos: la polinización, pieza fundamental para que las especies vegetales sigan existiendo. Por supuesto, de ellas dependen enormes beneficios para el medio ambiente y los ecosistemas, lso llamados “servicios ecosistémicos”, como la manutención de la calidad del aire que respiramos y de un clima adecuado. Los frutos y semillas son a la vez la dieta exclusiva de innúmeras especies animales, que a su vez son el alimento de otras muchas especies.
2. Pérdida de biodiversidad
La biodiversidad es la mejor inversión de futuro, la mejor herramienta para enfrentarnos a los desafíos presentes y futuros e incluso el garante de la preservación de valores tan importantes para el bienestar pero a veces menospreciados como los valores estéticos. Pero su pérdida es una de las principales amenazas que sufre el planeta. Según la FAO, se estima que se pierde entre el 1 y el 10% de la biodiversidad cada década.
Además, las abejas solo por sí mismas ya representan una importante parte de la biodiversidad de nuestro planeta. En el mundo existen entre 25.000 y 30.000 especies de abejas y en España más de 1.000.
Por otro lado cerca del 90% de las plantas silvestres con flor dependen de los insectos polinizadores para existir. En algunos casos las relaciones de dependencia son tan extremas que una planta no existiría sin un insecto polinizador específico y viceversa.
3. Seguridad y diversidad alimentaria amenazada
La diversidad agrícola y de nuestra alimentación depende en gran medida de los insectos polinizadores. En Europa, el 84% de las 264 especies de cultivo y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización por insectos, y algunos cultivos como la manzanas, los calabacines o los melocotones son totalmente inviables sin ella. Si los quisiéramos mantener polinizándolos manualmente, por ejemplo, se convertirían en un lujo.
Por supuesto, no sólo nuestra propia seguridad alimentaria se vería amenazada, sino tambiém la de muchos otros seres vivos.
Sin abejas, nos esperaría una dieta “aburrida” y “monocromática” pero, sobre todo, carente de nutrientes fundamentales para nuestra salud.
4. Ruptura de la hucha agrícola
Los servicios ecosistémicos reportan billones y billones de euros a la sociedad. La polinización por insectos supone para la agricultura a nivel mundial unos 265.000 millones de euros al año, para la europea unos 22.000 millones y para la española más de 2.400 millones. La repercusión que ello podría tener sobre el precio de los alimentos diarios es incalculable.
5. Amargo futuro
La miel sigue siendo el único edulcorante para muchas poblaciones humanas en el mundo, pero también el sostén de muchas familias que encuentran en sus excedentes una o la única forma de mejorar su economía familiar.
Pero incluso en España es una fuente de empleo verde y sostenible y también el sostén de muchas familias. Somos el país de la UE donde el sector apícola está más profesionalizado, y también el principal productor comunitario de miel y polen. ¿Te imaginas no poder disfrutar de una buena cucharada de miel de romero o de encina?
¡Tenemos que proteger las abejas!
Lamentablemente, todo esto no es tan lejano. Las abejas se enfrentan a muchas amenazas, en gran medida debido a prácticas de agricultura industrial como el uso masivo de plaguicidas y los monocultivos. Sus poblaciones están en declive en casi todo el mundo, y algunas especies de abejas y otros insectos polinizadores se encuentran ya incluso al borde de la extinción.
¡Tenemos que proteger a las abejas! En Greenpeace vamos a seguir luchando por ellas, por nuestra alimentación y por la biodiversidad. Vamos a llevar tu firma ante todas las instituciones nacionales que sea necesario para impulsar una agricultura ecológica que respete a las abejas, al ser humano y a otros seres vivos; a seguir denunciando las compañías que causen daños a la biodiversidad; y a seguir investigando y trabajando para dar a conocer más la situación de las abejas.
¡Échanos un cable!
¿Qué puedes hacer tú?