A veces es difícil ilustrar con hechos concretos una idea que exponemos teóricamente. Pero en esta ocasión el PSOE y el  PNV nos lo han puesto fácil. Me explico: el acuerdo entre estos dos partidos para llevar adelante el proyecto de construir un puerto exterior en Pasajes (Gipúzcoa), ha sido clave para el pacto que permitirá aprobar los Presupuestos Generales del Estado que estos días se discuten en el Parlamento.

En principio nadie debiera llevarse las manos a la cabeza por este asunto. Se trata de un acuerdo legítimo entre partidos. Sin embargo, se olvida  que existe una prolija y estricta legislación sobre medio ambiente, según la cual proyectos de la envergadura de la construcción de un gran puerto exterior deben someterse a complejos estudios sobre su impacto ambiental. En un contexto objetivo esos estudios debieran poder concluir que el proyecto no es viable por su enorme daño ecológico. O ¿no?

Una de las obligaciones en este proceso de evaluación es que se presenten y estudien diversas alternativas para cubrir los servicios que se pretendan. En esta caso esa alternativa bien podría ser, simplemente, que la infraestructura no se hiciera. Hay muchas razones para ello, de índole económico y ecológico fundamentalmente.

Resulta que todo ese proceso de evaluación no se ha realizado en el caso del puerto exterior de Pasajes. Sin embargo estos dos partidos ya han llegado a un acuerdo para que esa infraestructura se lleve a cabo, y han llegado incluso a poner fecha a la finalización de las obras.

Esta legislación no es caprichosa. Con ella se trata de defender lo más posible nuestros recursos naturales, ya sea en tierra o en el mar. Está en vigor desde nuestra entrada en la Unión Europea, y debiera respetarse. Se trata de racionalizar el desarrollo, y que este no se haga a cualquier coste ecológico, evitando la destrucción de nuestro entorno natural, y de los espacios protegidos.

El acuerdo para construir esta infraestructura ilustra de manera clara como el medio ambiente se ha convertido para el gobierno en un molesto elemento al que conviene no prestar demasiada atención. La legislación ambiental parece haberse convertido en una pesada carga que puede lastrar los proyectos de grandes infraestructuras que, al parecer, nos sacarían de la crisis. Si no es así, alguien debiera explicar cómo y porqué  se pacta la realización de este puerto de principio a fin. Permítanme que exprese serias dudas de que proyectos como el que nos ocupa vayan a servir para cambiar el modelo económico basado en la construcción, como prometió ayer el ministro Solbes en el estrado del Congreso.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace España

- Noticia: Greenpeace denuncia que el Gobierno financie el puerto exterior de Pasaia (Guipuzcoa) para lograr el apoyo del PNV a los presupuestos del Estado