Por Jon Burgwald, Greenpeace Nordic

Durante esta semana se reúnen en Ostende (Bélgica) lo delegados de los 15 países más la Unión Europea que componen el Convenio OSPAR, que regula la actividad humana en el Atlántico Noreste. Una buena parte de las aguas bajo el mandato de OSPAR se encuentran en el océano Ártico que, simplificando mucho, comienza en Islandia y desde Noruega hasta Groenlandia abarca hasta el Polo Norte.



El océano Ártico no sólo es el más desprotegido del planeta sino que también es uno de los que soporta mayor presión. Allí los impactos del cambio climático se dejan notar a mayor velocidad que en el resto del planeta. El deshielo de sus aguas implica que grandes buques pesqueros (casi factorías flotantes) y empresas petroleras se desplacen cada vez más al Norte amenazando la biodiversidad única del Ártico. Este mismo verano, el gobierno de Groenlandia con toda probabilidad autorice pruebas sísmicas junto a zonas vitales para las morsas y varias especies amenazadas de ballenas.

 

La Comisión OSPAR es uno de los pocos organismos internacionales que tiene una historia de protección de la que realmente puede estar orgulloso, ya que sus logros en la protección del medio ambiente son impresionantes. En virtud del Convenio OSPAR, la Comisión tiene el mandato de aplicar medidas medioambientales ambiciosas y "dar todos los pasos posibles para prevenir y eliminar la contaminación" y "tomar las medidas necesarias para proteger la zona marítima contra los efectos adversos de las actividades humanas ".



Parece que los miembros de Ospar están dispuesto a dejar que el Ártico se pierda entre la burocracia e ignorar el mandato y la responsabilidad de proteger este ecosistema único.

Los estados costeros del Ártico, que son también miembros de OSPAR, están usando cada argumento para bloquear todos los progresos. No importa lo frágil que sea. Noruega, Dinamarca o Islandia, han reclamado recientemente que los países árticos por sí mismos pueden gestionarlo. Desafortunadamente, la historia y la realidad de la política actual muestra lo contrario y sus argumentos son una buena muestra de imaginación. La realidad es que están intentando de forma deliberada  prevenir cualquier acción necesaria para proteger un ecosistema único, y éstas son nuestras razones:

  1. A pesar de que existe el Consejo Ártico, que se supone que se encarga de asegurar la protección del Ártico, lleva casi 20 años de historia en la que nunca ha acordado ninguna medida real para la protección del Ártico. Se han logrado tan sólo, dos acuerdos menores vinculantes con cero impacto. Comparado con esto, OSPAR ha establecido una larga serie de medidas vinculantes de protección y además tiene establecido un sistema de trabajo.
  2. El Consejo Ártico tiene en su mandato no actuar hasta 2017 para adoptar medidas vinculantes de protección que se iniciarán en  2019. Y aún así, no tienen jurisdicción sobre las áreas fuera de las aguas internacionales (incluyendo el Polo Norte). El Ártico no puede esperar tanto.
  3. Por otro lado, OSPAR podría en principio alcanzar un acuerdo en los próximos días y comenzar la implementación casi inmediatamente después.



OSPAR tiene la responsabilidad colectiva de cumplir su mandato y hacer su parte para proteger el océano Ártico. Deben comprometerse a establecer una red de áreas marinas protegidas (que incluya las aguas no habitadas alrededor del Polo Norte) y un plan de acción que asegure que se tiene en cuenta la singularidad de este área única. Ahora mismo, los países en la Comisión están permitiendo que unos pocos relanticen todos los progresos con la excusa de que tomen esas decisiones en el Consejo Ártico. No se puede permitir que esto continúe así.



Greenpeace, con las demandas de más de siete millones de Defensores del Ártico, pide a OSPAR que no haga la vista gorda a lo que está en juego. Es una línea muy fina por la que se camina, cuando algunos Estados miembros están en contra de las acciones necesarias, pero si OSPAR se niega a actuar y tomar las medidas necesarias para proteger este hermoso lugar, la reputación de OSPAR fallaría con la misma rapidez con la que el Ártico será destruído por las codiciosas compañías petrolíferas.

¿Qué puedes hacer tú?

- ¡Únete a las voces que piden la protección del Ártico y firma la petición para proteger el Ártico!