Voy a comprar pescado. Lista Roja de Greenpeace en mano se que especies y/o tipos de pesca debo evitar, pero las etiquetas no dan suficiente información. ¿Cómo puedo asegurarme entonces de que lo que compro es sostenible? Muchas personas preguntan si hay algún tipo de etiqueta o sello que nos indique que el producto proviene de pesca sostenible.¡Sería muy buena idea!
Una de las iniciativas más conocidas es la certificación del Marine Stewardship Council, una “ecoetiqueta” azul con las siglas MSC que certifica que el pescado salvaje es sostenible. A pesar de llevar varios años funcionando en otro países, recientemente se ha presentado en España y Portugal.
Sin embargo, esta noticia, que podría ser una buena noticia para quienes buscamos consumir pescado de forma más sostenible, no lo es al 100%.
Si bien MSC ha certificado pesquerías sostenibles, como la sardina de Portugal, hay otras pesquerías que cuentan con este sello y cuya sostenibilidad es más que cuestionable. Por ejemplo, la merluza de cola azul en Nueva Zelanda, pescada con redes de arrastre de fondo y relacionada con la captura de juveniles de esa misma especie, albatros y tiburones en peligro; o el krill de la Antártida, especie que constituye la base de la cadena alimenticia antártica y está certificado para uso farmacéutico y elaboración de piensos para acuicultura.
Un ejemplo que podemos encontrar en España es el bonito del norte de la zona FAO 67 con sello MSC. Para los consumidores españoles, el nombre “bonito del norte” está asociado a la pesca con caña en el mar Cantábrico. Pero la zona FAO 67 queda muy lejos, ¡nada menos que en el Pacífico Noreste! Y si bien esta pesquería emplea técnicas selectivas, captura ejemplares juveniles que aún no se han reproducido. No parece que sea muy sostenible.
Pero no solo es el sello confuso en cuanto a sus criterios ambientales. Tampoco es un sello accesible a todos. El MSC se presenta como un “premio” a pescadores que realizan su trabajo de forma sostenible, algo muy loable. Sin embargo, para obtener la certificación hay que pagar, y no precisamente cantidades pequeñas. Por lo tanto, la industria pesquera tiene más posibilidades económicas para obtener la certificación que la pesca artesanal, que una vez más está en desventaja. El verdadero “premio” estaría en que fuesen las Administraciones públicas quienes reconocieran el trabajo bien hecho y además, lo hiciesen de forma gratuita. Parece razonable ¿no?
A pesar de las reticencias de Greenpeace y otras ONG y científicos sobre la credibilidad de esta certificación, MSC ya ha conseguido que supermercados como Eroski y El Corte Inglés hayan mostrado su interés por ofrecer productos certificados. Esperemos que esto no haga que se relajen en sus estándares y se de al traste con el trabajo conseguido en estos años en sus políticas de compra sostenible.
Desde Greenpeace, a falta de una certificación realmente creíble, seguiremos apostando por la pesca selectiva, sostenible, local y demandando que las etiquetas de los productos de pesca nos den toda la información que necesitamos para hacer una comprar sostenible, con la Lista Roja en mano.
Paloma Colmenarejo (@PalomaColme) y Elvira Jiménez (@elvirajn)
Campaña de Océanos de Greenpeace.
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