Me levanto en lo que se va a convertir en un soleado día de domingo y tengo mucho que hacer antes de que empiece la manifestación contra el cementerio nuclear que va a recorrer las calles de Valladolid. Las tres plataformas anticementerio castellanoleonesas y multitud de organizaciones de ámbitos muy diversos, entre ellas Greenpeace, han unido fuerzas para rechazar la instalación del cementerio nuclear que pondrá en peligro la salud de las personas y perjudicará gravemente el turismo, la gastronomía y los negocios agroalimentarios tan importantes en esta región.

Llevo algo más de dos meses apoyando a las personas más directamente afectadas por la posible instalación del cementerio nuclear a escasa distancia de sus casas y negocios. Hoy hemos quedado en la Plaza Mayor, donde concluye la marcha, para ayudarles a montar el escenario y la megafonía. De repente ¡problemas, el generador eléctrico no arranca!... ¡Calma, calma! Tenemos plan B: Antonio, voluntario de Greenpeace, precavido y muy trabajador, ha traído un generador de reserva. ¡Estamos salvados!

Comienza la manifestación con gran afluencia de público. Baltasar, el burro antinuclear va en cabeza. Un cartel que reza “¿No es de burros cargar con esto?”, en alusión a la que se nos puede venir encima. Detrás les siguen gente de todas las edades, algunos con disfraces, otros con pancartas y silbatos coreando a grito “Más renovables, fuera nucleares”. El grupo de Greenpeace está de luto. Portamos un ataúd en el que se lee el nombre de la difunta: “Castilla y León”. El tema es grave pero hoy no hay que perder el sentido del humor.

Desde que unos pocos ayuntamientos españoles se dejaron seducir por el dinero que ENRESA ofrece como compensación por albergar el cementerio nuclear y se apuntaron a este concurso promovido por el Ministerio de Industria, son muchas las personas directamente afectadas en todo el país que se han enfrentado por primera vez cara a cara, con el ya viejo problema de la energía nuclear. Se han dado de bruces contra la falta de información, de consenso social y de participación ciudadana que  siempre envuelve todo lo relativo a la energía nuclear.

ENRESA y sus ayuntamientos cegados les hablan de los supuestos beneficios de la instalación nuclear pero evitan hablar de sus riesgos. Como reconoció un miembro del comité asesor técnico que trabaja en el proyecto, el cementerio nuclear emitirá de forma rutinaria gases radiactivos al exterior, es decir, que pondrá en grave riesgo la salud de las personas. Son pocos los que conocen que las centrales nucleares emiten de forma rutinaria a la atmosfera y a los ríos efluentes radiactivos y que numerosos estudios epidemiológicos realizados en el entorno de las centrales nucleares españolas demuestran la relación de éstas con el aumento de los casos de cáncer.

Pero yo salí de la escuela pensando que la energía nuclear era lo más maravilloso del mundo y seguro que algo tiene que ver el dinero que se gasta cada año el lobby nuclear español en adoctrinar a profesores y periodistas. Ver los cursos para profesores de educación primaria y secundaria que imparte el Foro Nuclear. Una docente amiga mía ha sido testigo de excepción de estos cursos gratuitos que incluían hotel y otros gastos pagados.

Como coreamos en la manifestación “Más cultura y menos basura”.

Rodrigo Marcos Fombellida, voluntario de Greenpeace