Mares vacíos, mares sin futuro

El 19 de agosto finalizó la reunión anual del Comité Científico de la Comisión de Pesca del Pacífico Occidental y Central (WCPFC). En ella se han expuesto datos que vienen a reafirmar la cada vez más delicada situación de las distintas especies de atún en este océano (listado, rabil/atún claro y patudo).

El primer problema al que se enfrentan los atunes es al aumento en la capacidad y en el número de barcos de la pesca de cerco. En 2009 se alcanzó un nuevo récord histórico con la captura de cerca de 2,5 millones de toneladas de atún en esta zona del Pacífico. De esta captura total el 77% proviene de la pesca de cerco, y el 73% es en concreto, atún listado pescado con cerco.

El atún listado (Katsuwonus pelamis) supone el 55% del atún enlatado a nivel mundial, por lo que la presión sobre esta especie es enorme. Además, cada vez está más extendido el uso de FAD para su pesca, lo que contribuye aún más a agravar el estado de su población así como la de otras especies de atunes.

Los FAD (dispositivos agregadores de peces) aprovechan la tendencia natural de los peces y otros animales marinos a agregarse en torno a elementos flotantes en el océano. Las redes de cerco se disponen una vez que se han agregado una cantidad suficiente de atunes. Al cerrarse las redes, junto con los atunes objetivo se pescan igualmente juveniles u otras especies como tortugas marinas, tiburones, delfines, y otros peces. Es una técnica de pesca totalmente insostenible.

Así, los atunes del Pacífico no sólo deben enfrentarse a la sobrecapacidad de la flota de cerco, sino que además tienen que evitar este “truco” para que no se capturen a sus juveniles, dañando aún más el ya negro futuro de estas poblaciones. De hecho, la población reproductora del atún patudo ha disminuido hasta el 17%, acercándose a la delicada situación del famoso atún rojo (con menos del 15% de su población reproductora original).

La propia WCPFC impuso una prohibición al uso de FAD durante dos meses en el 2009. Los estudios mostraron que de esta manera se redujeron las capturas de juveniles sin afectar a las capturas totales de las distintas especies de atún. Una vez se levantó esta prohibición volvió a incrementarse la captura de juveniles.

Por último, además de la sobrecapacidad y de los FAD, los atunes se encuentran con otro problema: no tienen dónde refugiarse. Tan sólo el 1% de los océanos se encuentra protegido. En la zona occidental y central del Pacífico se han identificado cuatro zonas de especial importancia para los atunes que, de ser protegidas contribuirían a mantener sus poblaciones así como a conservar otros ecosistemas y especies marinas vulnerables que se encuentran en ellas.

Reducir la flota, prohibir los FAD y crear Reservas Marinas son las soluciones evidentes a los tres problemas de los atunes en el Pacífico. Los consumidores y los distribuidores podemos mientras tanto rechazar el atún pescado con cerco y pedir que aparezca esta información en las etiquetas. ¿Aguantarán los atunes hasta que se tomen estas medidas?

Elvira Jimenez, campaña de océanos