El controvertido proyecto para construir 5 mega-represas hidroeléctricas en la Patagonia chilena, inundando casi 6.000 hectáreas con el fin de producir electricidad, fue aprobado ayer. Después de años de debates y de una fuerte oposición de la población, la comisión de evaluación ambiental formada por funcionarios regionales del gobierno chileno ha decidido dar luz verde al proyecto. Después de esta decisión hubo manifestaciones y protestas en varias ciudades.

El proyecto de la empresa española ENDESA (ahora controlada por la italiana ENEL) y la chilena Colbún pretende construir 5 presas sobre los ríos Baker y Pascua, con el fin de generar unos 2.750 MW de electricidad. Esto significa aumentar en un 20% la capacidad instalada de Chile. Además, y aunque su evaluación de impacto aún está pendiente, el proyecto se completa con una línea de trasmisión de más de 2.000 kilómetros de torres de alta tensión, para transportar la electricidad hacia Santiago y las zonas mineras más al norte.

Este proyecto implica un grave daño a la Patagonia chilena, una de las últimas zonas vírgenes del planeta, e implicaciones graves en varios aspectos. Por un lado,  en el medioambiental y social, ya que se destruirá una de las últimas zonas vírgenes del planeta, y la línea de transmisión cruza áreas protegidas y territorios indígenas. Por otro, significará el fin del turismo sostenible y las actividades locales que actualmente dan sustento a la zona. Se aprueba contra la opinión de la mayoría de la población. Y, por último aunque no menos grave, supondrá que ENDESA y Colbún toman el control de más del 90% de la generación en el Sistema Interconectado Central, un  monopolio que les otorga un poder y capacidad de influencia que supone un riesgo para la propia democracia chilena.

Hace pocos días el presidente Sebastián Piñera afirmaba que Chile tenía que decidir entre hidroeléctricas o “quemar más carbón” si quería asegurarse el abastecimiento de electricidad. Esto no es cierto. Tanto las organizaciones de la  coalición Patagonia sin Represas como Greenpeace y la Universidad de Chile han demostrado que sólo con energía renovables no convencionales y un uso eficiente de la energía, se podría reemplazar perfectamente la generación eléctrica de HidroAysén. La construcción de las presas puede servir para postergar durante años este debate, que debería tener lugar cuanto antes.

La decisión -y ésta es de momento la única buena noticia- es recurrible ante el Consejo de Ministros y ante los tribunales de justicia.

Mabel González Bustelo, campaña de Conflictos y Medio Ambiente

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- 15/octubre/2007: Salvar el Baker, para salvar Patagonia

- 11/octubre/2007:  Acción denuncia de Greenpeace contra los proyectos de Endesa en la Patagonia Chilena