Ayer la Comisión Europea autorizó una patata transgénica, denominada Amflora, de la multinacional química BASF. Se trata de un hecho grave. Es un Organimso Modificado Genéticamente (OMG) peligroso para la salud y el medio ambiente. ¡Lleva un gen que podría anular el efecto de ciertos antibióticos empleados para tratar, por ejemplo, la tuberculosis! La Organización Mundial de la Salud, la Agencia Europea del Medicamento, el Instituto Pasteur han pedido que no se comercialicen estos genes.

La Comisión ha empleado para la aprobación de ayer un atajo administrativo que permite al Presidente y a un comisario aprobar algo sin pasar por el conjunto de los comisarios. Esto es una vergüenza porque supone esconderse detrás de un procedimiento burocrático para obligar a los europeos a cultivar e ingerir los monstruitos de la BASF sin ser informados de ello.

Aunque se va a cultivar fundamentalmente para uso industrial, nos la encontraremos en nuestros platos por varios motivos. Porque se ha autorizado para uso en piensos compuestos, por lo que de todos modos nos llegará a través de los derivados animales, igual que con el maíz.

Y porque se colará en la cadena alimentaria por contaminación. Los mismos que la han autorizado (y BASF) saben que la contaminación de los alimentos será inevitable en nuestros platos, cacerolas y sartenes, y lo reconoce el propio texto.

Eso supone que no es científicamente descartable que acabemos comiendo tortillas que anulen el efecto de medicamentos importantes, por ejemplo. A menos que entre todos consigamos parar esta locura y que el Gobierno de España prohíba su cultivo. Por ello hoy tiene más sentido que nunca acudir masivamente a la manifestación del 17 de abril en Madrid contra los transgénicos.

Juan Felipe Carrasco, responsable de la campaña de Transgénicos de Greenpeace


  • 17 de abril. Manifestación en Madrid contra lo transgénicos. ¡Apúntalo en tu agenda!