“Compartir te lleva más lejos”, ese es el lema de esta Semana Europea de la Movilidad. Y es verdad solo en parte, porque los coches comparten sus emisiones con todas las personas y esto no nos lleva lejos sino todo lo contrario. Cada vez que respiramos esa contaminación, nuestra salud empeora.

Contaminación en las calles de Londres

Imagina un mundo en el que el simple hecho de respirar te pudiera provocar enfermedades graves que afectan a los pulmones o el corazón o incluso provocan la muerte prematura. Y que por causa del aire que te rodea, tu hija o hijo pudiera nacer prematuramente, con bajo peso o con posibles defectos en el sistema neuronal. Esta pesadilla es ya una realidad para la salud de los habitantes de las grandes ciudades europeas, donde la gasolina y el diésel que hacen funcionar el tráfico son la causa principal de los altos niveles de contaminación que exceden los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Pero, ¿cuáles son las consecuencias que tienen en nuestra salud esas emisiones que los coches comparten?

Recientes investigaciones han demostrado que la exposición a un contaminante en particular, el dióxido de nitrógeno (NO₂), tiene un impacto directo en nuestra salud y mortalidad. De hecho, se estima que 72.000 muertes prematuras son causadas por NO₂ cada año solo en Europa, y 4.280 de ellas ocurren en España. A mayor exposición a este contaminante mayor riesgo para nuestra salud: no hay un nivel 'seguro' de exposición. No hay que olvidar que además del NO₂, hay muchos otros contaminantes, como las partículas en suspensión, que representan un riesgo importante para la salud humana.

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*Fuente: EEA

Tenemos ya conocimiento de consecuencias notables para la salud, a corto y largo plazo, asociadas con la exposición al NO₂: aumento de los ingresos hospitalarios relacionados con enfermedades respiratorias, más intervenciones de emergencia por problemas cardiovasculares y respiratorios y más muertes relacionadas con las enfermedades, todo ello en el corto plazo. A largo plazo, la mortalidad es mayor en las zonas con mayor exposición NO₂.

Esta alta exposición al NO2 está asociada también a nacimientos prematuros, menor peso de las niñas y niños al nacer y mayor riesgo de complicaciones en el embarazo y el parto. Las investigaciones muestran también un retraso en el desarrollo de sistemas neurales y el rendimiento mental de las niñas y niños, y todos estos defectos cognitivos iniciales tendrán un impacto en su salud a lo largo de su vida.

La OMS espera un incremento del 1,8% de los ingresos hospitalarios por problemas de salud respiratorios por cada 10 μg/m3 (promedio de 24 horas) de aumento de la exposición al NO₂, poniendo una presión creciente en nuestra salud y los servicios públicos. La exposición al NO₂ implica también un mayor riesgo de infecciones respiratorias y neumonía (esto también es aplicable a las niñas y niños).

El impacto de NO₂ en la infancia es uno de los aspectos más preocupantes de los datos de estas investigaciones. Son más vulnerables que los adultos, y desarrollan asma con más frecuencia si conviven con el tráfico: el riesgo de asma se incrementó hasta en un 15% cuando la exposición a NO₂ aumentó 10 μg/m3. Niñas y niños con asma ingresan en los servicios de urgencias hasta con tres veces más frecuencia que los adultos por dificultades respiratorias. Si los niveles de NO₂ siguen aumentando en las ciudades a nivel mundial, los problemas respiratorios podrían convertirse en la norma para los niños de todo el mundo.

El corazón sufre también con esta polución. Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (US EPA), el aumento de la exposición NO₂ podría desencadenar ataques al corazón y dar lugar a un aumento potencial de las intervenciones de emergencia necesarias debidas a problemas cardiovasculares. También hay evidencias que sugieren que el aumento de la exposición a contaminantes tales como el NO₂ puede causar accidentes cerebrovasculares, coágulos de sangre y la presión arterial elevada.

Hay también evidencia emergente de una relación entre la diabetes y el NO₂, que se ha destacado por organismos tales como el Royal College de Médicos y el Royal College de Pediatría y Salud Infantil del Reino Unido.

La contaminación del aire se clasifica como carcinógeno del grupo 1, y se considera causa ambiental principal de cáncer por parte de la OMS. En particular, la exposición a las emisiones del tráfico, como NO₂, es probable que esté asociado con un mayor riesgo de cáncer de pulmón.

Y el principal culpable es el diésel. Las emisiones de NO₂ en entornos urbanos se deben a los vehículos que utilizan combustibles fósiles en general, y diésel en particular. En 2015, la estricta norma de emisiones Euro 6 se hizo obligatoria para todos los vehículos nuevos. Sin embargo, los coches diésel en realidad todavía emiten varias veces más que este límite legislativo, y las compañías de automóviles han realizado pruebas de emisiones engañosas. La consecuencia era de esperar: los límites para la calidad del aire en las ciudades de toda Europa se han superado en los últimos años. La única solución a estos problemas es actuar rápido para erradicar el uso de diésel y disminuir rápidamente los combustibles fósiles con el fin de reducir las emisiones y proteger nuestra salud.

No es ninguna solución aceptable rebajar los límites de emisión para vehículos nuevos que son ignorados posteriormente. Además de límites más estrictos y controles rigurosos, pensamos que los gobiernos nacionales deben prohibir la venta de nuevos vehículos diésel e iniciar la transición del motor de combustión interna privada a la movilidad eléctrica compartida.

Los gobiernos municipales deben prohibir los coches diesel de las ciudades y crear o ampliar las zonas de emisiones cero, deben reducir el uso de los vehículos particulares innecesarios mediante el fomento de la movilidad compartida y la inversión en el transporte público, la bicicleta y favorecer las infraestructuras que nos permitan caminar.

El lema de esta semana debería ser la salud es lo primero.