Acción de Greenpeace contra el arrastrero Oleg Naydenov

En el verano de 2012, los pescadores artesanales senegaleses reportaron un rápido y significativo aumento de sus capturas. Ellos atribuyeron el aumento de su fortuna a la decisión del recién elegido presidente Macky Sall de revocar las licencias de 29 grandes arrastreros extranjeros, que en conjunto estaban pescando la mitad de las capturas de las especies pelágicas del país. Las licencias habían sido concedidas en circunstancias dudosas por el anterior Ministro de pesca, como se expone en este informe de Greenpeace África y se puede ver en este vídeo (en inglés).

Hace unas dos semanas, un avión militar francés que volaba sobre la Zona Económica Exclusiva de Senegal detectó que alguno de los barcos a los que se les habían retirado sus licencias continuaban pescando en estas aguas. Entre ellos estaba el Oleg Naydenov, un arrastrero de bandera rusa de 108 metros de eslora ya conocido por incumplir la ley en Senegal. Fue pillado con las manos en la masa pescando ilegalmente por el barco de Greenpeace Arctic Sunrise en marzo de 2010 y de nuevo en febrero de 2012. En ambas ocasiones intentaba tapar su nombre y número para evitar ser acusado. El Departamento de Vigilancia del Ministerio de Pesca de Senegal también le ha encontrado envuelto en actividades ilegales en numerosas ocasiones. El Oleg Naydenov ha sido ahora arrestado y llevado al puerto de Dakar - uniéndose así al destino del Arctic Sunrise, que permanece detenido en Murmansk, casualmente puerto base del arrastrero. Si se demuestra que es culpable, se enfrenta a una duplicación de la multa habitual, a causa de sus antecedentes penales.

Los pescadores artesanales de muchos países en desarrollo sufren por gobiernos que son incapaces o no están dispuestos a patrullar sus aguas, y sin embargo venden los derechos de pesca a las flotas industriales extranjeras, a menudo embolsándose algunos sobornos por el camino. Es alentador que en Senegal se vea la intención de superar estos males.

Pero Senegal y otros países en desarrollo no serán capaces de derrotar solos la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), ni así debería esperarse. También hay una importante responsabilidad de los Estados del pabellón (la bandera que enarbola el buque) para controlar sus flotas industriales cuando se aventuran en aguas internacionales o extranjeras. Un grupo de Estados de África Occidental que incluye Senegal solicitó recientemente una opinión consultiva al Tribunal Internacional del Derecho del Mar sobre la cuestión de cómo las responsabilidades deben compartirse entre los Estados del pabellón y los costeros.

La detención del Oleg Naydenov, y la reacción de Rusia a la misma, ilustra la importancia de este caso. Entre los 29 arrastreros extranjeros que perdieron sus licencias para pescar en aguas de Senegal en 2012, nueve eran buques rusos, varios de ellos con un historial de pesca INDNR. La Agencia Federal de Pesca de Rusia (RFFA) nunca ha parecido muy interesada ​​en asegurar que su flota pesca legalmente en el Oeste de África. Cuando Greenpeace divulgó el incidente de 2012 con el Oleg Naydenov, la Agencia al principio negó que algo ilegal hubiese ocurrido y, a continuación, se negó a explicar por qué, después de presentarse pruebas detalladas. El primer Ministro también omitió responder a una carta de Greenpeace Rusia, que solicitaba poner fin a la pesca ilegal por parte de los buques rusos frente a África Occidental. La respuesta de la RFFA al arresto demuestra que su actitud no ha cambiado. En lugar de anunciar su intención de cooperar en la investigación o de tomar sus propias medidas, se ha lanzado en una serie de acusaciones. Su afirmación de que se utilizó una fuerza excesiva durante el arresto sería, de ser cierto, motivo de preocupación. Pero sus afirmaciones de que Greenpeace mueve los hilos en Senegal y de que instigó la detención del barco pesquero y de que incluso está prolongando su detención son una invención y una locura. Si Greenpeace hubiera sabido que el Oleg Naydenov había vuelto a sus andadas, sin duda habría pedido que se tomaran medidas a los gobiernos de Senegal y Rusia. Próximamente, el arrastrero presumiblemente pagará una multa o fianza y seguirá su camino. Esperamos que el Oleg cambie su forma de actuar y se dé cuenta de que la RFFA ha comenzado a tenerle vigilado.

Daniel Simons, Asesor Jurídico de Greenpeace Internacional.