Las organizaciones de la campaña “Armas bajo control” presentamos hoy el análisis de las exportaciones españolas de armamento durante el primer semestre de 2010, realizado a partir de las cifras que aporta el departamento de Aduanas de la Agencia Tributaria. Los resultados son preocupantes. En este periodo España exportó armas por más de 900 millones de euros, más del doble de lo exportado en el mismo periodo de 2009.

La cifra nos preocupa no sólo por su magnitud sino por la tendencia que marca. La situación de crisis que atraviesa la economía española está generando una tensión clara entre, por un lado, los intereses del gobierno y la industria española de la defensa y, por otro, la Ley 53/2007 sobre comercio de armas, que establece límites claros para exportar a ciertos destinos (donde puedan ser usadas para violar los derechos humanos, para perturbar la paz o la seguridad, o para exacerbar tensiones o conflictos, entre otros criterios).

La situación es la siguiente. El contexto de austeridad presupuestaria que ha provocado la crisis económica significa que el Ministerio de Defensa, y el ejército, tienen menos capacidad para comprar armamento y por tanto para absorber una parte significativa de la producción del sector. Sin embargo, hay un interés de ambas partes por mantener el potencial de un entramado empresarial que agrupa a unas 850 empresas y unos 18.000 empleos.

Ante esta contradicción, tanto el gobierno como las empresas apuestan por un incremento de las exportaciones como una forma de mantener la capacidad productiva y tecnológica. Esto supone, claramente, un aumento del riesgo de que se produzcan exportaciones que violen el artículo 8 de la ley, aquel que define a dónde no se deben vender armas.

De momento esto ya se está traduciendo en aumentos constantes de las ventas. Según nuestro análisis, en el primer semestre se habrían realizado exportaciones por más de 900 millones de euros. La tendencia podría quebrarse en el segundo semestre. Sin embargo, si se mantiene, nos acercará a los 2.000 millones de euros en total, lo que significa un 33% más que en 2009 y un nuevo récord absoluto en un sector que está capeando la crisis económica como ningún otro.

Aunque hay varios destinos preocupantes (se pueden consultar todos en el informe, aquí), uno especialmente relevante es Arabia Saudí. En este periodo recibió productos por más de 453.000 euros. Y actualmente hay en marcha un esfuerzo de las autoridades para lograr una operación de venta de carros de combate a este país, concretamente 200 Leopard 2E (de los cuales, 50 serían entregados inmediatamente, en 2011). Si se confirma, se trataría de la mayor operación de venta de armas de nuestra historia, por un valor de 3.000 millones de euros.

Las organizaciones ya hemos expresado nuestra preocupación por esta posible operación ya que en Arabia Saudí hay graves violaciones de los derechos humanos, y hemos exigido que se condicione al establecimiento de fuertes garantías para evitar que estos carros sean usados para violar los derechos humanos o el Derecho Internacional Humanitario (DIH), por ejemplo en el norte de Yemen, donde este país lleva a cabo operaciones militares. La carta que enviamos al presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, sigue sin ser respondida.

Es sólo un ejemplo, pero muy representativo de una tendencia alarmante. Cuando van a cumplirse tres años de la aprobación de la ley que regula el comercio de armas y, pese a las inercias y dificultades, se ha ido avanzando en su grado de cumplimiento en materia de transparencia y control sobre los destinos, la crisis viene a suponer un riesgo para seguir avanzando en la misma dirección. No debería ser así. Los intereses económicos y comerciales pueden ser importantes, pero más aún lo es cumplir la ley nacional y las normas y leyes internacionales. Para esto no hay excusas.

Mabel González Bustelo, campaña de Conflictos y Medio Ambiente

- Comunicado de prensa:
La campaña "Armas bajo control" denuncia el riesgo de que la crisis económica provoque el aumento de venta de armas a destinos preocupantes

- Campaña de desarme de Greenpeace