Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional

Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional agradece a Nelson Mandela su labor, su vida y el legado que deja trás de sí.


 

Lo importante en la vida no es el mero hecho de que la hemos vivido. Consiste en la diferencia que hemos hecho en la vida de los demás lo que determinará el significado de la vida que tenemos”. Nelson Mandela

En realidad Nelson Mandela nunca fue un prisionero, todo el tiempo fue libre, y a partir de hoy, lo será por siempre. Como sudafricano, como un camarada en la lucha para liberar a mi país natal de la maldad del Apartheid y también como ciudadano del mundo, mi corazón tiene un gran pesar. La pérdida era esperada, pero aún así es muy difícil de soportar.

El mundo ha perdido a un verdadero líder, a un padre y a una inspiración. Decir que tuvo una vida llena de significado apenas le hace justicia y por fortuna no se quedará ahí, nos deja un profundo legado de esperanza, en un mundo aún sacudido por la injusticia y la iniquidad. Su inspiración vivirá en mi corazón y en el de todas las personas del mundo.

En estos momentos difíciles mis pensamientos y oraciones están con su familia y amigos. El mundo ha suspirado colectivamente y está de luto. Es un momento de reflexión y de tranquila contemplación de una vida bien vivida, de un hombre profundamente querido.

Tenía 15 años la primera vez que escuché el nombre de Mandela, o Madiba, como se le conoce con cariño en África. Durante el Apartheid fue el enemigo número uno de Sudáfrica. Envuelto en el secreto, el mito y el rumor, los medios de comunicación lo llamaban “El Pimpernel negro”. Podía eludir a la policía utilizando varios disfraces –uno de sus favoritos era el de chofer- hasta que la CIA, aliada con el régimen del Apartheid logró detenerlo. En Durban, donde nací y crecí, y en todo África, él era un héroe. Hoy es un héroe del mundo.

La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, dijo en la Universidad de Witwatersrand en 2003.

Recuerdo cómo influyó en mi comienzo como activista, durante el régimen del Apartheid, cuando protestábamos contra la desigualdad en la educación –combatí el aparheid de educación- Recuerdo cuando mis amigos y yo escuchamos por primera vez la campaña “Liberen a Mandela”. Madiba era censurado por los medios de comunicación. Era un reflejo del miedo oficial que el estado tenía ante sus ideas. Desde entonces Madiba se convirtió en una fuente de inspiración para mí, y cuando él dijo “la lucha es mi vida”, me di cuenta de hasta qué punto eran poderosas y ciertas sus palabras. Esas palabras inspiraron a muchos de mis compañeros activistas para combatir la brutalidad del régimen del apartheid. Para mí, esa lucha también se convirtió en mi vida: una vida alegre, pero también una vida dura.

Tuve el privilegio de encontrarme con Madiba muchas veces. Me considero extremadamente afortunado por ello. Lo conocí por primera vez en 1993. Ayudaba con la realización del plan de comunicación del Congreso Africano Nacional. Tenía una presencia enorme pero a la vez era sencillo, nada pretencioso. Tras el desayuno preguntó al gerente del hotel donde nos reuníamos si podía agradecer a los trabajadores que nos habían preparado la comida. Fue hasta la cocina y vi cómo estrechó las manos de cada uno de ellos, un gesto simple y honesto de aprecio que significó mucho para todos.

Era más grande que la vida y nunca perdió su sentido de la humanidad y de lo “ordinario”. Su tenacidad, su resolución y su voluntad para perdonar eran sobrehumanas y me dieron una gran lección sobre el poder de la determinación y la perseverancia.

Madiba dijo una vez que la lucha por la justicia no es un concurso de popularidad. La verdad no siempre es popular y su ejemplo me ayudó, junto a miles de personas más, a ser más resistente. Madiba creía que la injusticia continuaría hasta que los hombres y mujeres decentes dijeran “suficiente es suficiente y no más”.

Declaró: “He peleado contra la dominación blanca y he peleado contra la dominación negra. He acariciado el ideal de una libre y democrática sociedad en la que todas las personas vivirán juntas en armonía con las mismas oportunidades. Es un ideal por el que espero vivir y ver realizado, pero Señor, si tiene que ser, también es un ideal por el que estoy preparado para morir”. Posicionamiento de su defensa durante el juicio de Rivonia, en 1964.

Hoy habrá más color y alegría en el cielo. Nos mirará desde arriba sabiendo que lo imposible es posible si somos fieles a nosotros mismos.

¡Hamba Kahle, Madiba. Ngiyabonga kakhulu!
¡Descansa en paz, Madiba. Con nuestra interminable gratitud!