Tres años hace que el ministerio de industria se vio obligado a emitir una orden de cese DEFINITIVO de explotación de la centra nuclear de Garoña, porque los dueños a la sazón Iberdrola y Endesa ni querían, ni quieren, seguir con Garoña porque perdía dinero.



La planta atómica más vieja de Europa lleva parada mas de tres años, por decisión unilateral de sus propietarios que alegaron riesgo de quiebra, luego pidieron una licencia para 60 años, y en los últimos meses han manifestado su intención de no continuar con el proyecto. Todo ello gracias a las órdenes del señor Soria (dimitido por los Papeles de Panamá) primero al señor Marti como Secretario de Energía (ahora Presidente del CSN e independiente del Gobierno, o no), y luego el señor Nadal. Ambos han modificado la normativa necesaria para que Garoña pueda volver a tener licencia si quiere.

Garoña está cerrada bajo tres llaves: la económica, la legal y la política.

La llave económica. Los dueños alegaron en diciembre de 2012, inviabilidad económica y pidieron el cese definitivo. Los problemas económicos se deben, entre otros, a las inversiones requeridas en seguridad tras la catástrofe nuclear de Fukushima, y a los impuestos.

La llave legal. En mayo de 2013 el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) admitía que Garoña mantenga su licencia pero sin producir electricidad (primer prodigio), pero el Ministerio de Industria no puede hacer valer esta decisión a la que había forzado al CSN, y tiene que declarar su cierre definitivo de explotación, que sigue en vigor a día de hoy (segundo prodigio).  Aunque en febrero de 2014 se aprueba un real decreto que permite a Garoña obtener una nueva autorización y los dueños  la solicitan para 60 años.

La llave política: Tanto en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, como en las pasadas de junio, la mayoría de diputados han pedido el cierre.

Llegados a este punto cualquiera se pregunta ¿se va a reabrir Garoña?, pues la respuesta es, como decía Pau Donés, depende. Desde el punto de vista político, depende de los acuerdos y decisiones del próximo gobierno de España, no obstante todos menos el PP  dicen que no quieren ampliar la vida de Garoña. Desde el punto de vista legal, depende en última instancia de la decisión del CSN, que no se espera que la deniegue y también depende de la validez de una presunta licencia sin haberse sometido a Estudio de Impacto Ambiental. Pero desde el punto de vista económico, el NO es la respuesta que parece más clara. Según las informaciones publicadas, las pérdidas de Garoña oscilarán entre 260 y 329 millones de euros, vaya que Iberdrola ha manifestado su intención de cerrar.

¿Qué pasa si se cierra definitivamente o si se concede una nueva licencia? Si se cierra se tiene que desmantelar, una situación que tarde o temprano tendrá que efectuarse, y esta es la mejor alternativa. Si se concede una nueva licencia, esta será condicionada, por lo tanto quedará en manos de sus propietarios si deciden realizar las inversiones necesarias, es decir será una decisión económica que según todo lo publicado han anunciado que no va a producirse. Pero esta posibilidad puede permitir a sus propietarios que reclamen lucro cesante.

Resumiendo no sabemos ni cuándo, ni quién cerrará Garoña para siempre. Lo que sí sabemos es que en estos tres años no hemos necesitado la electricidad que producía, que está en quiebra y uno de sus dueños no quiere abrirla, y que la mayoría del Parlamento español quiere cerrarla.