Cementera de la Araña, Málaga. Vecinos de la cementera de Financiera y Minera temen por su salud tras el informe de Greenpeace y critican que el aval para quemar 62.000 toneladas de basura al año se ha concedido a sus espaldas.
Cementera de la Araña, Málaga. Vecinos de la cementera de Financiera y Minera temen por su salud tras el informe de Greenpeace y critican que el aval para quemar 62.000 toneladas de basura al año se ha concedido a sus espaldas.

No. Muchas más cosas. La expansión del cemento acarrea graves problemas para nuestra salud, para la del planeta y hasta para nuestros bolsillos.

El modelo de desarrollo urbanístico seguido por España, que ha hormigoneado, entre otras cosas, parte de nuestra maravillosa costa, le puede costar ahora una sanción por parte de la UE. Se ha propuesto incluso suspender los fondos de cohesión para España, así todos pagaríamos por algo con lo que siempre estuvimos en desacuerdo.

Aunque existen técnicas de construcción mucho más respetuosas con la naturaleza, que buscan una gestión verdaderamente adecuada de los recursos y el mínimo impacto en el medio ambiente y en la salud, la hegemonía del cemento sigue vigente. Estamos hablando de la bioconstrucción y de sus múltiples alternativas al cemento. La bioconstrucción, además, permite que vivamos en plena armonía con los materiales en un hogar que no nos provoca una serie de problemas para la salud, muchas veces no visibles a corto plazo, pero que se manifiestan con el pasar de los años.

Las cementeras desde hace años han ampliado su grado de destrucción del medio ambiente y de la salud. Ya no sólo son las responsables de grandes canteras a cielo abierto y de altos niveles de emisión de CO2 (se estima que el 5% de los gases de efecto invernadero son emitidos por estas industrias), sino que ahora muchas se han apuntado a la carrera de la gestión de los residuos, y en sus hornos se puede quemar casi de todo.

Sus emisiones contaminantes han aumentado y su producto final, el cemento, ha pasado a ser peligroso, pues incorpora ahora una serie de sustancias que provienen de un auténtico cóctel químico, pasado por salsa y cocido a fuego rápido, muy rápido.

Para colmo, al cemento ahora también se le permite incorporar las cenizas de sus primas hermanas, las incineradoras (un residuo tóxico y peligroso). ¿Queremos que se sigan construyendo nuestros hogares con esto?

Tenemos soluciones realmente buenas y efectivas, solo hace falta aplicarlas, con las que todos saldremos ganando. Todos no, la industria altamente contaminante no.

Luis Ferreirin, campaña de Contaminación de Greenpeace