Lejos quedan los tiempos en que nuestro país lideraba la liga mundial de las renovables . Ahora España es líder en el abandono de las inversiones en renovables: en 2012, estas bajaron un 68%, más que en ningún otro país del mundo. Resultado lógico de la moratoria renovable.

Se nos intenta justificar esta marcha atrás con un argumento tan manido como falso: las renovables son muy caras, no se las puede permitir un país en recesión. Sin embargo, como muy bien explica Antonio Barrero en la revista Energías Renovables, las primas a las renovables le cuestan al país menos que el gas natural. Y mientras el Gobierno sigue subvencionando a las eléctricas para que sigan quemando combustibles fósiles, hace un año que retiró todo apoyo a quien invierta en renovables.

Es trágico, pero no casual, que el único factor que se destaca, de los muchos que han formado la bola de nieve del déficit de tarifa, sean las renovables, cuando hay otra bola de nieve, mucho más grave, que sigue creciendo sin control y para la que necesitamos energías renovables a gran escala para ponerle freno. Me refiero a la del cambio climático, que podemos ver de un vistazo en esta gráfica recién publicada por la NASA.

Sabemos que para frenar el cambio climático necesitamos una [R]evolución Energética con las energías renovables como protagonistas. Y para conseguirla, necesitamos mantener el crecimiento efectuado en la última década, en el mercado mundial de renovables, durante una década más. Esto es totalmente posible, pero sólo a largo plazo, con el apoyo político a las energías renovables y a la eficiencia energética.

Así se lo está recordando Greenpeace a los gobiernos reunidos esta semana en la Cumbre  Mundial de la Energía del Futuro, que se celebra en Abu Dhabi y con la que coinciden además otras dos conferencias sobre energías renovables: la Asamblea de la Agencia Internacional de la Energía Renovable (IRENA) y la Conferencia Internacional sobre Energía Renovable de Abu Dhabi (ADIREC).

¿Qué tiene que decir nuestro país ante esto? Se esperaba nada menos que al Rey de España en la ceremonia inaugural, junto con el presidente francés François Hollande. Pero Juan Carlos I canceló su viaje tal como comunicó la semana pasada la Casa Real. Así que, mientras el mundo entero se reúne para analizar las claves del nuevo modelo de energía limpia que necesitamos, la más alta representación institucional de España no considera que el asunto merece suficiente atención. O tal vez alguien haya decidido que la política energética del país no debe ser defendida por la monarquía, sino por la oligarquía de las eléctricas. Desde luego, más poder sí que tienen.

José Luis García Ortega, Coordinador del área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace