Las abejas y otros polinizadores siguen muriéndose debido al uso de venenos en la agricultura y solo damos pasos muy tímidos para salvarlas. ¿Te has preguntado qué pasaría si no hubiera abejas?
Para que esto no siga ocurriendo ayer, junto con el sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), protestamos en Valencia contra la mortandad de las abejas. Cientos de apicultores, apicultoras y Greenpeace se concentraron frente a las puertas de la Consellería de Agricultura para exigir medidas urgentes, contundentes y valientes para salvar a las abejas y paliar una situación que podría poner en peligro el propio sector agrario.
La importancia de estos pequeños y fascinantes insectos es incuestionable. A nivel mundial, cerca del 90% de las plantas silvestres con flor y el 75% de los principales cultivos agrícolas dependen de la polinización animal y en particular la realizada por insectos. En España, según un informe de Greenpeace el 70% de los principales cultivos dependen en mayor o menor medida de la polinización por insectos y este tipo de polinización supone un valor añadido de más de 2.400 millones de euros al año solo para el sector agrícola. Por otro lado, España es el principal productor europeo de miel y polen y cuenta con más de 20.000 profesionales en el sector, además también muchas personas aficionadas. Son muchas las familias que dependen única y exclusivamente de las abejas para vivir.
Ante esto, es inadmisible que se siga muriendo una única abeja, abejorro, mariposa… debido al uso de plaguicidas peligrosos en la agricultura. Pero sigue ocurriendo porque España se ha convertido en la campeona europea del uso de plaguicidas y en particular de insecticidas: 78.818 y 7.515 toneladas respectivamente en 2014 (últimos datos disponibles). Y la Comunitat Valenciana es la tercera comunidad autónoma donde más se utilizan.
La agricultura convencional tiene que romper el ciclo vicioso y tóxico que nos está llevando a un callejón sin salida. La agricultura ecológica es la única que puede ofrecer soluciones a largo plazo que permitan enfrentarnos a los retos de hoy y que podrían verse agravados en el futuro.
Después de mucho “ruido” y humo que hizo que la Consellería oliera a romero y a campo, el Secretario Autonómico de Agricultura de la Generalitat Valenciana y el Asesor de la Secretaría nos recibieron al Responsable Estatal del Sector Apícola de COAG, al Secretario General de COAG Comunitat Valenciana y a mi. Lamentablemente, ante un problema de máxima relevancia no hay un compromiso valiente.
Parece que los responsables políticos aún no han entendido la importancia de las abejas. Parece que un “enjambre” de ya más de 330.000 personas no es aún suficiente para que se escuche nuestra voz. ¡Firma y difunde nuestra petición para salvar a las abejas!