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¿Para qué sirve un sapo, una ballena, una libélula, un gorrión? Muchas veces nos enfrentamos a esa pregunta los que trabajamos en la protección de la Naturaleza. Hay especies que no generan esas dudas, pero para muchas personas no está tan claro el papel de muchas especies salvajes. En ocasiones es difícil dar una respuesta que satisfaga a nuestro interlocutor, ya que no siempre es evidente que una especie tenga un rol visible, al menos desde el punto de vista antropocéntrico. En todo caso, todos los seres tienen derecho a ocupar su lugar en el ecosistema, independientemente de que sean útiles o no a la especie humana, tienen un papel que jugar.

El reino animal está todavía lleno de secretos, y nos aguardan todavía muchas sorpresas como consecuencia del mayor conocimiento del mismo. La conservación de las especies es una necesidad que merece la pena recordar en este 2010, declarado por Naciones Unidas Año Mundial de la Diversidad Biológica.

Viene a cuento lo de los sapos, porque la casualidad ha hecho que una científica británica, Rachel Grant,  haya descubierto que tres días antes del terremoto en la región italiana de L´Aquila, los sapos desaparecieran. Durante ese período no se tuvo noticia de ellos, hasta que, una vez pasado el seísmo, volvieron a ocupar su lugar en silencio. Este hecho ha despertado la atención, que se  ha posado sobre este modesto, y en general poco valorado anfibio, por su posible papel en la alerta de seísmos.

Sirva este hecho como ejemplo de hasta qué punto desconocemos tantas cosas del mundo que creemos de manera arrogante dominar, y que una mayor atención a la Naturaleza puede enseñarnos todavía muchas lecciones.

Numerosas especies animales están desapareciendo. Y lo están haciendo  a un ritmo mucho mayor del que sería explicable por la evolución natural. En esto también la acción del hombre está siendo decisiva. Por ello es necesario que se aceleren iniciativas para proteger a las especies y garantizar su supervivencia.

Al igual que los modestos sapos, descubriremos muchas más cosas del mundo animal. Algunas nos serán útiles, y otras aparentemente no. Pero todas tienen un valor.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace España