Durante gloriosos años de la burbuja inmobiliaria, miles de ciudadanos y grupos ecologistas denunciaron cómo veían desaparecer sus playas bajo el glorioso mantra del empleo a toda costa. Pocas de esas denuncias, de esos “algarrobicos”, tenían un final feliz para el medio ambiente y el litoral. Pero existía un caso, el de la papelera de ENCE en Lourizan (Pontevedra) que contaba con la defensa de la Justicia, que le obligaba a abandonar su ocupación de la ría en 2018. Lo decían en aras del interés general la mismísima Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. Y por la ría todos sabían que, consciente del varapalo judicial, ENCE había incluso comprado otros terrenos alejados de la peligrosa Ley de Costas.
El entonces Ministro de Medio Ambiente Arias Cañete solo necesitó un año de Gobierno para tumbar la Ley de Costas. Fue en 2013. Y en Greenpeace denunciábamos que la nueva ley no respondía más que al interés de resolver los negociados de unos cuantos amigos del Ejecutivo del PP. Y así, tres años después de que se rematase la Ley de Costas, un informe ambiental -que nadie ha visto- prórroga la concesión a ENCE del año 2018 hasta el 2073. El Gobierno en funciones tenía prisa por dejar el negociado cerrado. En 2013, Greenpeace escalaba el frontispicio del Congreso de los Diputados para denunciar que el “PP vende nuestra Costa”. Y así ha sido.
La Ley de Costas mágicamente contempla moratorias de hasta 75 años para industrias asentadas en dominio público marítimo-terrestre, como es el caso de ‘celulosas’. Se ve que no hemos aprendido nada y, para que el IBEX no se hunda, tenemos que saltarnos las sentencias judiciales, elaborar leyes y reglamentos para unos cuantos empresarios y en aras del glorioso empleo a toda costa. Mientras, nadie cuantifica cuánto cuestan las enfermedades que golpean a quienes viven en el entorno de Lourizan y cuántos empleos se pierden día a día en la ría por falta de calidad de sus aguas para el marisqueo. En aras del empleo hay que abrir Garoña, realizar prospecciones en el Mediterráneo, y permitir que los montes sean explotados. En aras del empleo, el último rodillo de la legislatura acaba de pasar por Pontevedra.
El gobierno en funciones se despide y con él lo poco que quedaba de esperanza en la ría. ENCE se queda hasta 2073.
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