El Valle del Ebro no quiere que el Gobierno de Mariano Rajoy mantenga abierta la central nuclear de Garoña. El Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado recientemente una moción pidiendo el cierre de esta central nuclear, y otros ayuntamientos navarros, aragoneses y catalanes van a votar mociones en ese sentido próximamente. Además, se están organizando otros movimientos sociales al respecto en la zona.

En estos momentos, el Ministerio de Industria, Energía y Turismo está tramitando un procedimiento para revocar la Orden Ministerial de 2009 que fija para el 6 de julio de 2013 el cese definitivo de la explotación de esta vieja y peligrosa central nuclear, gemela de la de Fukushima. La validez de esa Orden Ministerial de 2009 fue avalada en 2011 por la Audiencia Nacional, mediante una sentencia que tumbó por completo las pretensiones de Nuclenor (50% Iberdrola-50% Endesa) de que se declarara nula dicha Orden y que se permitiera a Garoña seguir operando hasta 2028 o, en caso contrario, que se la indemnizara con 1.200 millones de euros en concepto de lucro cesante.

La Audiencia Nacional avaló que el Gobierno puede decidir el cierre de una central nuclear por motivos de política energética y que además la compañía propietaria no tiene derecho a percibir indemnizaciones por ese hecho. Hay que recordar, además, que la central nuclear de Garoña está sobradamente amortizada.

Ahora, el Gobierno Popular dice que esa Orden Ministerial de 2009 era desfavorable a los intereses de Nuclenor y que por eso hay que anularla y permitir que Garoña siga funcionando al menos hasta 2018. A nadie extraña que la codicia de Nuclenor les lleve a querer seguir obteniendo beneficios manteniendo en funcionamiento esa vieja central plagada de problemas de seguridad (y por tanto exponiendo a la población al riesgo de un accidente nuclear), pero sí que sorprende que el Partido Popular y el Presidente del Gobierno no quieran tener en cuenta que además de los intereses de las compañías eléctricas y del lobby nuclear existen otros intereses económicos que un Gobierno que se precie de velar por sus ciudadanos debe defender. Además, como es lógico, del interés general. Hay mucha gente y muchos negocios que, por un lado, se han visto favorecidos por la decisión de cierre de Garoña y, por otro, muchos sectores económicos y muchos ciudadanos que se verían muy perjudicados en caso de que se produjera un accidente nuclear por culpa de Garoña.

Esa desidia del Gobierno del Sr. Rajoy con respecto a todos aquellos que no son Iberdrola y Endesa está molestando a mucha gente. Hoy en la ciudad de Zaragoza y ayer en Tudela de Navarra, se ha presentado un manifiesto con  diex argumentos para cerrar Garoña.

Ese manifiesto ha sido preparado por un grupo de personas, convocadas en la localidad de Cortes (Navarra) por Mario Gaviria, histórico antinuclear navarro y persona extraordinaria que, junto con otros de distintas partes de la península -José Allende, Sabino Ormazabal, Patxi Tuñón, Fito Jiménez, Pedro Costa Morata, José María Perea, Pep Puig, Santiago Vilanova, Xavier García, Jerónimo Blasco, Juan Serna, Pencha Santamarinas, José Manuel Naredo, etc., etc.-, fue en los años 70 artífice de notables luchas antinucleares que se saldaron, en la mayor parte de las ocasiones, con grandes victorias contra los proyectos (hasta 37) de centrales nucleares que se diseñaron en la época franquista y en los primeros años de la Transición.

Este grupo, autodenominado "Grupo de Cortes", ha empezado una campaña para concienciar a las poblaciones del Eje del Ebro de los perjuicios que un accidente en la central nuclear de Garoña supondría para la salud, el medio ambiente y la economía de la zona.

Garoña está situada en cabecera del río Ebro, a una distancia en línea de recta de unos 25 km de Miranda de Ebro (Burgos, 40.000 habitantes) y a unos 50 km de Vitoria (160.000 habitantes). Desde el Embalse de Ulibarri (Vitoria) se trasvasa el agua de la Cuenca de Ebro para el abastecimiento del Gran Bilbao. Vizcaya, cuay población es de más de un millón de habitantes, está a poco más de 100 km en línea recta al norte de la Central Nuclear de Garoña.

Aguas abajo del Ebro nos encontramos con Logroño y La Rioja (unos 300.000 habitantes), Tudela y la Ribera de Navarra del Ebro (unos 140.000 habitantes), y Zaragoza y su entorno (unos 850.000 habitantes) en el Eje del Ebro. Entre Tudela y Caspe (Embalse de Mequinenza), podrían ser afectadas aguas debajo de Garoña un millón y medio de personas, parte de las cuales reciben agua en sus domicilios de los abastecimientos urbanos afectados por la central nuclear.

En caso de accidente grave en Garoña la contaminación radiactiva emitida a la atmósfera se dispersaría en función de los vientos dominantes durante días o semanas, y convertiría en potencialmente más afectados a las poblaciones y territorios más cercanos (Miranda de Ebro, Vitoria, Bilbao, y también Logroño, Pamplona, Tudela y Zaragoza).

Las radiaciones a la atmósfera, depositándose sobre el suelo, afectarían a la salud de las poblaciones y territorios más cercanos. Los radionúclidos que afecten al agua del Ebro pueden tener no solo efecto sobre la salud, sino sobre la economía del Eje del Ebro, y podría tener efectos catastróficos en su agricultura y agroindustria.

La radiación de las fugas de agua de Garoña al río Ebro podrían afectar a unas 100.000 hectáreas de riego a través de los canales de Lodosa, canal Imperial, canal de Tauste y acequias derivadas del río, así como bombeos desde el Ebro a ambas márgenes. Estas 100.000 hectáreas de regadío que actualmente tienen un valor económico de unos 4.000 millones de euros, si fueran contaminadas por agua radioactiva podrían tener que dejar de producir, ya que los alimentos con contaminación radioactiva no tendrían mercado. Se podrían perder unos 20.000 empleos directos y otros tantos indirectos en explotaciones agrícolas, unas 500 granjas, unas 300 empresas agroalimentarias, incluida la Ciudad Agroalimentaria de Tudela, etc.

Probablemente la mayor catástrofe económica y gastronómica la sufriría el sector agroalimentario: adiós al vino de La Rioja, adiós a las hortalizas de Navarra, adiós a las carnes y a las frutas de Aragón en el Eje del Ebro, adiós al arroz y hortalizas del delta del Ebro.

Carlos Bravo (@capitanfoton), responsable del Área de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

- Alegaciones de Greenpeace contra el proyecto del Gobierno de alargar la vida de Garoña:
- Central nuclear de Garoña: mapa de cesio. Áreas de riesgo potencial. Agua, embalses y regadíos.
- Central nuclear de Garoña: mapa de iodo. Áreas de riesgo potencial. Agua, embalses y regadíos