Ayer el símbolo de las ciudades de vacaciones en la costa, Marina d’Or, anunciaba que la empresa comercializadora de apartamentos entraba en concurso de acreedores. A pesar que en Semana Santa, registró índices de ocupación récord. Como récord son también los contratos de empleo estacional y precario en nuestro país.
En Semana Santa lo que creció fueron precisamente los contratos a tiempo parcial en las regiones más turísticas del Mediterráneo. De 133.700 empleos, casi la mitad de los nuevos cotizantes se concentran en el sector de la hostelería. Pasadas las vacaciones, los camareros, los que limpian las habitaciones de hoteles volverán a sus casas. Y lo que no regresa a la playa de Oropesa del Mar (Castellón) son los valores naturales de este tramo del litoral que yacen bajo el ladrillo de Marina d’Or.
En 2013, ya con la burbuja inmobiliaria pinchada y lejos del espejismo del “España va bien”, en la Costa del Sol cerraba sus puertas el quinto establecimiento de cinco estrellas en la Costa y presentaba un expediente de regulación de empleo. Era el quinto hotel de estas características que cerraba en los últimos tres años. Y podríamos seguir con los ejemplos, basta poner en google las palabras “hotel”, “ERE” y “costa” y la burbuja inmobiliaria se nos presenta en todo su esplendor.
Y mientras, oímos a los defensores de la apertura del hotel de El Algarrobico que, este hotel, también de cinco estrellas, el primero de estas características que se proyecta en el Parque Natural Cabo de Gata - Nijar creará empleo y que los ecologistas impiden el progreso de la comarca.
Marina d’Or es el ejemplo del fin del sueño de la burbuja inmobiliaria que pagaremos todos. El Algarrobico continúa siendo una pesadilla y sigue siendo el mal sueño que promete nuevos empleos. Muchos ciudadanos ya hemos despertado de este sueño, mientras los políticos dormitan, y si no que se lo pregunten a Arias Cañete que se va Europa con una nueva Ley de Costas bajo el brazo.