Estos días vivimos uno de los mayores desastres ambientales como consecuencia del vertido de petróleo al mar. El accidente y posterior derrame de crudo causado por BP en aguas del golfo de México. Pero ¿sería posible algo parecido en nuestras aguas?
Salvando las distancias y las dimensiones, frente a las costas de Tarragona existen ocho pozos petrolíferos unidos a una plataforma de nombre "Casablanca" y otros dos pozos más en fase de autorización para ser explotados (Montanazo y Lubina). La autorización para ponerlos en funcionamiento debe proceder de los ministerios de Industria y Medio Ambiente. De momento no hay indicios, como ya ha sucedido con el presidente Obama, que el Gobierno español quiera imponer una moratoria para frenar nuevas prospecciones de petróleo en el mar.
Los nuevos pozos, Montanazo y Lubina, están situados respectivamente a 741 m y 643 m bajo el nivel del mar y hasta hace unos años no resultaban rentables económicamente su explotación. Sin embargo, el aumento del precio de los hidrocarburos hace que se asuman riesgos cada vez más altos, explorando aguas más profundas y lugares más inaccesibles. Igual que ha sucedido en el golfo de México.
Un vertido accidental o un derrame importante pondría en peligro uno de los humedales más importantes de la península Ibérica, el Delta del Ebro, y amenazaría las costas de Tarragona y Castellón. ¿Estamos dispuestos a correr semejante riesgo cuando la producción de petróleo en nuestro país apenas cubre el 0,15% del consumo?
Greenpeace ha demostrado que la única apuesta de futuro energético viable para nuestro planeta pasa por abandonar el petróleo gracias a una Revolución Energética basada en el desarrollo de las técnicas de ahorro y eficiencia energética así como de las fuentes renovables.
Julio Barea, responsable de la campaña de contaminación
- Noticia: Greenpeace pide una moratoria a la extracción de petróleo en aguas españolas