Es curioso cómo nos enfadamos si nos enteramos que las naranjas no vienen de Levante o que los espárragos no han sido cultivados en el sitio donde fueron envasados, llevándonos a la confusión. Pero en el pescado ¿nos fijamos en el etiquetado del pescado?



Desde el 13 de diciembre de 2014 el etiquetado que lleva el pescado fresco debería de ser diferente. Ese día entró en vigor el Reglamento de la Organización Común de Mercados (COM(2011)0416). Así que desde ese día los productos de la pesca y la acuicultura tienen que indicar como mínimo: la denominación comercial de la especie y su nombre cien­tífico; el método de producción, en particular mediante las siguientes palabras: «capturado» o «capturado en agua dulce» o «de cría»; la zona de captura o de cría del producto y la categoría de arte de pesca utilizado en las pesquerías extractivas y si el producto ha sido descongelado. Ósea, no vale con leer “bacaladilla, 5.95 euros/kilo”. Ahora me tienen que decir la bacaladilla qué especie es, en latín. Dónde ha sido capturada y cómo ha sido pescada. Esto como poco.

Como nos cuenta Yllana en su video. Cuando uno va a la pescadería, lo más normal es que se encuentre el cartel con el nombre del pescado y el precio. A veces hay algo más de información, pero no siempre. Y cuando uno pregunta por esa información, pues suele ser un lío.

 

No somos conscientes, pero hay pescados que han viajado mucho, de un barco a un camión y de ahí a un ferry y de ahí a un puerto y acaban en nuestra pescadería unos cuantos días después de haber sido pescados. Y si aún queremos saber más, la cosa se pone difícil. Porque muchas veces lo que encontramos en el pescado, es que simplemente ha sido capturado. ¡Evidentemente! Pero ¿cómo ha sido capturado? Si nos indican el arte de pesca podremos elegir aquellos más sostenibles.

¿Entonces el culpable es el pescadero o la pescadera? ¡No! Aunque ellos y ellas deberían de haber implementado este etiquetado, porque hay una ley que lo dice. Algunos lo han hecho, pero otros no. Pero lo que sí que es verdad es que desde el Gobierno no se ha fomentado que se cumpla esta ley.

Los pescadores y mariscadoras están obligados a etiquetar de manera correcta el pescado y marisco que se vende en las lonjas y los consumidores deberíamos de pedir más información.

La historia es la siguiente: Un pescado es capturado aquí cerca o lejos de la costa. De ahí hacen un viaje, a veces en camión, a veces en avión, a veces no hay viaje porque son de aquí cerca, y llegan a la lonja. Ahí, ya tienen que tener su etiqueta, que identifica, hasta el barco que las capturó. En la lonja se venden, y a veces se mezclan cajas. Aquí empezamos a perder información, sin embargo, siguen ambas cajas ahora en una, con sus etiquetas. Luego son transportadas hasta la tienda. Esperando que no se peguen a ninguna otra caja. Y ahí son puestas a la venta, y claro, si hay tiempo se etiquetan si no hay tiempo no se etiquetan.

¡Ay! ¡Si los pescados hablaran! Mientras hablan es mejor que elijas pescados de temporada y locales, diversifiques las especies que compras y preguntes por la procedencia y el arte de pesca de los pescados en tu pescadería, así iremos obligando a que el etiquetado sea mejor.

Más información de la campaña

- Infografía Aprende a mirar la etiqueta