¿El último viaje para la flota ballenera japonesa?

Hace unos días alguien me preguntaba ¿cómo es posible que se cacen ballenas en el Antártico si está prohibido? La respuesta aunque injustificable es sencilla: una laguna legal en la moratoria establecida en 1986 que permite la caza de ballenas con fines científicos y la falta de voluntad política internacional para terminar con este negocio encubierto.

Todos los años la flota ballenera japonesa se escuda en un supuesto “programa científico” para salir a cazar impunemente estos magníficos animales frente a los ojos de todo el mundo. 2009 no ha sido una excepción y la flota ha partido esta mañana del puerto de Innoshima. Sin embargo, este podría ser el último viaje de los buques balleneros japoneses. En los últimos días se ha abierto una puerta a la esperanza para el fin de la caza de ballenas en el océano Antártico.

El nuevo ministro japonés, Yukio Hatoyama, se comprometió en su campaña electoral a eliminar la corrupción administrativa y el despilfarro del dinero de los contribuyentes.

En la última semana, coincidiendo con la visita de Obama a su país (quien también ha manifestado su voluntad de terminar con esta caza), ha comenzado a revisar las partidas presupuestarias, entre ellas la que va a parar a la industria ballenera. No resulta difícil afirmar con seguridad que los casi 6 millones de euros que le ha costado al pueblo japonés la salida de la flota ballenera puedan ser invertidos en algo más beneficioso que los estudios “científicos” con los que la industria obtiene la carne de ballena para vender en un mercado ya decadente. Poderoso caballero es don Dinero, y parece ser que es el bolsillo, y no la razón y la vergüenza internacional, quien manda y quien puede tomar el paso definitivo hacia el fin de la caza de ballenas en el Antártico .

Lo que la Comisión Ballenera Internacional no ha conseguido tras años de compra de votos por parte de Japón, puede que lo consiga la crisis económica y el ya famoso “Yes we can”.

Elvira  Jiménez,  Campaña de océanos