La historia es la siguiente: dos pancartas se desplegaban automáticamente en el suelo del podio del Gran Premio de Shell de F1, justo cuando el ganador de la carrera Sebastien Vettel recibía la copa. Así sacábamos los colores a los directivos de Shell y sus invitados VIP.

Las pancartas fueron instaladas en secreto hace varias semanas. Unos minutos antes, de desplegar las pancartas, dos escaladoras de Greenpeace accedieron al pequeño techo del podio e intentaron rapelar pero una de las escaladoras fue detenida mientras que otra, Julia Ritschard, desplegaba una pancarta que decía: “¡Felicidades! Ahora ayudenos a Salvar el Ártico”.



Porque Shell parecía una digna ganadora junto a los deportistas, gastando miles de millones en el patrocinio de este evento. Pero Shell ha demostrado, una y otra vez, que la única carrera que quiere ganar es la de la búsqueda de petróleo en uno de los últimos paraísos de este planeta, el Ártico.

Pero no sólo accedimos al podio, en total 35 activistas voluntarios de Greenpeace llegaron a diferentes tramos de la carrera para protestar por los planes de Shell en el Ártico. Dos activistas escalaron la gigantesca pancarta de Shell, en la mítica curva de Raidillon antes de ser arrestados por la policía, mientras que otro equipo escalaba la tribuna, frente a los invitados VIP, desplegando una pancarta de 20 metros de largo. Un poco antes, dos paramotores sobrevolaban la pista, avergonzando a Shell por sus planes de destrucción del Ártico.

Si Shell sigue en su búsqueda de petróleo en el Ártico, todos y todas perderemos. Un derrame de petróleo en esas aguas sería catastrófico. Un movimiento de más de 3,5 millones de personas, incluidos fans de la Fórmula 1, ha surgido para pedir a Shell que abandone sus planes para destruir el Ártico. Porque es la única carrera que Greenpeace quiere que gane la gigante petrolífera, la de dejar el Ártico en paz.

Con tu firma podemos salvar el Ártico, ¡ayúdanos!

Pilar Marcos (@PilarMarcos), responsable de la campaña de Ártico de Greenpeace