Tercer día en el barco. Quien escribe, lo hace desparramado en un viejo sofá de cuero de la sala común del Arctic Sunrise, agarrado al reposabrazos, incapaz de levantarme y viendo cómo las olas azules cubren y se revuelven sobre cristal de la escotilla. Es como estar en una lavadora, dicen los que conocen la sensación. La definición no podría ser más exacta. El cabeceo del rompehielos al chocar contra las olas se mezcla con un meneo lateral que pone a prueba los estómagos de los más templados. Hasta el fotógrafo que nos acompaña, gallego curtido en mil viajes y batallas, se deja caer vencido en el sofá. "Estoy escarallao", resume resignado.


Imagen de Pedro Armestre desde el Arctic Sunrise.

El capitán informa de que la situación durará al menos 24 horas, mientras bordeemos la costa noruega, aunque puede que se prolongue algo más. Olas de hasta 5 metros, nada anómalo en esta zona, dice el segundo de a bordo, sin cambiar un ápice su expresión mientras sigue con sus tareas en medio del caótico vaivén. Gente de mar, dura. Acostumbradas, aún no se cómo, a esta tortura que parece no acabarse nunca.

Pese a tener el estómago encogido, la moral sigue alta después de tres días de travesía. Sobre todo tras sentarnos junto a las youtubers Yellow Mellow y Cadepé para ver los materiales que ha elaborado de las dos primeras jornadas de navegación. No podemos evitar sonreír al verlos. Dos piezas en las que recoge, con su narrativa directa y cercana, los momentos cotidianos de la vida a bordo del Arctic Sunrise. También la salida del día anterior al mar con las zodiacs, como parte del entrenamiento de la tripulación. Historias muchas veces contadas por los que llevamos tiempo en esto, y que sin embargo ellas consiguen hacerlas nuevas. Cargadas de emoción, de la sorpresa de quien descubre, de quien está agradecida por poder participar en esta aventura, sus vídeos logran transmitir la pasión que sentimos los que aquí estamos por Greenpeace y por sus causas.



Lo que más nos alegra es que somos conscientes de que sus vídeos serán una inmejorable carta de presentación para sus cientos de miles de jóvenes seguidores. Y quién sabe, puede que despierten su curiosidad por saber algo más, por acercarse a conocer a esos locos y locas que pasan su vida en el mar, a bordo de la 'lavadora', para defender unas causas, de las que quizás todavía no hubiesen oído hablar, pero que son de todos. Y por supuesto, suyas. Porque si las próximas generaciones no están en este barco, va a ser muy difícil seguir peleando por salvar ecosistemas únicos como el Ártico o el Amazonas. Ahora estamos un poco más convencidos de que contaremos con ellos.

Si no lo has hecho aún ¿qué mejor manera de celebrar el día de los océanos que dejando tu razón para proteger el Ártico? Hazlo pinchando aquí