En las aguas heladas del mar de Kara, al norte de Rusia, donde apenas alcanza la mirada de los habitantes de este planeta, los gigantes del petróleo Rosneft y ExxonMobil están explorando el Ártico en alta mar y el Servicio de Guardacostas de Rusia nos ha amenazado con disparar a nuestro barco, el Arctic Sunrise, por  tratar de exponer el peligro que suponen las extracciones de petróleo en el ártico.

Rosneft y ExxonMobil están operando en una región remota donde las condiciones climáticas son hostiles e impredecibles y donde la oscuridad está presente durante la mitad del año.  Un derrame de petróleo aquí es casi inevitable  y su limpieza sería prácticamente imposible.

El Arctic Sunrise navegó por el mar de Barents pasando por Kirkenes (Noruega) un tranquilo pueblo de pescadores que se está convirtiendo en base de esta loca carrera por el petróleo ártico. El gobierno ruso está impulsando que empresas como Exxon, Shell, Statoil, Eni y BP se unan a empresas petroleras nacionales como Rosneft y Gazprom para que operen conjuntamente en el Ártico.



Navegando por estas aguas, se encontraron con el Akademik Lazarev, un buque sísmico contratado por Rosneft en el que los activistas de Greenpeace protestaron contra él durante tres días, antes de que el buque regresase  finalmente a la orilla.

El Arctic siguió rumbo al mar de Kara, hasta que las autoridades rusas negaron a nuestro barco el derecho a continuar, en tres ocasiones a pesar de que nuestro barco es un rompehielos de clase alta y superior a todos los buques de la industria petrolera que se utilizan para preparar las perforaciónes en este área.

La negativa a la entrada es un claro intento, de las autoridades rusas, para que dejemos de exponer la verdad de lo que la industria del petróleo está haciendo en el mar de Kara.



Entonces se encontraban con otro barco sísmico en el mar de Kara. El  Arctic Sunrise se acercó y por ello fue interceptado por un buque guardacostas ruso. Nuestra tripulación, explicó a los guardacostas nuestras intenciones de protesta pacífica y legal, además estábamos fuera de su jurisdicción legal. Pero la guardia costera envió una partida de abordaje a la salida del sol.

Bajo la amenaza de que la guardia costera usaría la fuerza contra el barco de Greenpeace,  pues dijeron incluso que abrirían fuego si seguíamos con nuestras intenciones, se tomó la decisión de que el Arctic Sunrise abandonase ayer el mar de Kara.

Pero la noticia de nuestra protesta y la negativa a navegar por aguas rusas ya había volado a través del mundo, y la historia puede leerse en Hungría, Japón, Nueva Zelanda, América del Sur y en todos los países del Ártico.

No seremos silenciados. Todas y todos tenemos derecho a saber sobre la amenaza que se cierne sobre el horizonte del Ártico y cuáles son los nombres y las caras de las empresas que están asumiendo este riesgo.
El Ártico debe dejarse intacto y los gobiernos de todo el mundo deben actuar para protegerlo.

Tú también puedes firmar ahora y ayudarnos a pedir que el Polo Norte sea declarado un santuario global.

Tatiana Nuño @t_nunho, de la  campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace

Dima Litvinov, Campaigner de Greenpeace Noruega.