Plástico, plástico, plástico. Mires donde mires ahí está. Y no solo en forma de grandes objetos como botellas, envases o bolsas, sino también en forma de minúsculas microesferas que se emplean en cosméticos. Estas microesferas entran dentro de la categoría de “microplásticos”, objetos de plástico o fragmentos inferiores a 5mm y que se constata cada vez más que son una silenciosa y diminuta invasión de nuestros océanos.
Las microesferas son esas bolitas de colores que podemos encontrar en geles y exfoliantes faciales, pero que en los últimos años han ganado protagonismo por el impacto que tienen en los ecosistemas y en la vida marina. Estas pequeñas esferas de plástico se añaden a productos de uso diario como agentes exfoliantes o para dar color y textura. Pero son tan pequeñas que pasan los filtros de los sistemas de depuración y se incorporan directamente a ríos, lagos y océanos.
Un estudio reciente estima que un envase de 150ml puede contener entre 130.000 y 2,8 millones de microesferas. Esto supone que una vez que nos hemos limpiado la cara, o lavado los dientes, involuntariamente hemos liberado miles de piezas de plástico al medio ambiente, donde pasarán a incorporarse a los estómagos de aves marinas, moluscos y peces, introduciéndose en la cadena alimentaria. Solo en Europa se estima que al año vertemos más de 8000 toneladas (el peso de la Torre Eiffel) de estas diminutas piezas de plástico a los océanos.
Por si esto no fuese poco, al estar compuestas de plástico tiene la capacidad de atraer y liberar distintos compuestos químicos tóxicos al medio marino y a las especies que los ingieren.
Ante esta evidencia, Greenpeace Asia decidió poner a prueba a 30 de las principales marcas de cosméticos y productos de higiene personal en función de su compromiso para eliminar las microesferas. Cuatro empresas comparten la primera posición: Beiersdorf (Alemania), Colgate-Palmolive (Estados Unidos), L Brands (Estados Unidos) y Henkel (Alemania). Por su parte, las firmas Estée Lauder, Amway, Revlon y Edgewell Personal Care Brands son las que obtuvieron peores resultados.
Aunque la mayoría de las marcas manifiestan tener el problema de la contaminación por plástico bajo control, ninguna de ellas cumplía con todos los requisitos de Greenpeace, lo que significa que aún tienen potencial para permitir que estos componentes llegue al agua.
Incluso las marcas con mayor puntuación, que han cumplido con su compromiso interno de eliminar las microesferas, solo han tomado medidas para eliminar un tipo de plástico de sus productos.
Además, muchas marcas adoptan su propia definición de lo que es una microesfera, que puede resultar poco restrictiva o confusa, creando lagunas que pueden permitir la inclusión de microesferas que no se ajustan a estas definiciones tan limitadas.
Como consumidores, como siempre, la clave está en la etiqueta. No podemos fiarnos solo por el tacto o la apariencia del producto ya que a veces estas microesferas son imperceptibles a la vista. La mejor forma de evitar comprar productos que las contengan es mirar la lista de ingredientes y evitar los productos que contengan polietileno (PE), polipropileno (PP), poliestireno (PET) y /o nylon. Existen ingredientes alternativos como arcillas, semillas u otros componentes que no son dañinos para el medio marino.
Pero la solución para que estas minúsculas esferas dejen de dañar los océanos debe ir más allá del compromiso voluntario de cada marca. Los gobiernos deben tomar las riendas y adoptar una prohibición a la venta y producción de cosméticos que contengan cualquier tipo de microplásticos. Las buenas noticias son que ya está sucediendo. Estados Unidos anunció en enero de este año la prohibición de las microesferas y varios países se están sumando a esta ola y están en proceso de legislar en esta materia, como por ejemplo Australia, Canadá, Suecia o Dinamarca.
Si tú también crees que una industria cosmética sin microesferas es posible y necesaria ¡firma nuestra petición por unos océanos libres de plásticos!