Los accidentes, vertidos y catástrofes ambientales como las del Golfo de México, China o Nigeria, deben servir para proclamar el fin de la era del petróleo.

La semana pasada un accidente acababa con la vida de dos trabajadores en la refinería que CEPSA tiene en Palos de la Frontera. Un pavoroso incendio ponía en peligro a trabajadores y a las cercanas poblaciones y turistas que visitan Huelva, Mazagón y Punta Umbría. También por estas fechas, el pasado año, un vertido tiñó de negro las desembocaduras del Tinto y del Odiel, y una fuga "incontrolada" de petróleo terminó en las aguas costeras. Los accidentes y la contaminación son habituales en este tipo de instalaciones y la planta de Palos no es una excepción.

Ya nadie parece recordar las nueve muertes que el 14 de agosto de 2003 produjo el incendio de la refinería de Puertollano. Esta vez en Palos de la Frontera se repiten conductas y actitudes. Tanto políticos como algunos representantes de los trabajadores insistían, ante las cámaras, que la empresa tiene todas las medidas de seguridad en orden y que no ha existido contaminación ni peligro para la población. Pero ¿es que la inmensa columna de humo negro y los gases tóxicos emitidos en la combustión del carburante no contienen sustancias peligrosas?

Parece que nuestros políticos y ciertos sindicalistas no quieren aprender de lecciones

La semana pasada un accidente acababa con la vida de dos trabajadores en la refinería que CEPSA tiene en Palos de la Frontera.

anteriores. Ahora están dispuestos a dar su beneplácito a la construcción de una nueva refinería, esta vez en Badajoz. La misma necesitará la instalación de una boya para el atraque de petroleros en aguas de Huelva, frente al Parque Nacional de Doñana. Además, se tendrá que construir un oleoducto de 200 km que atravesaría casi dos decenas de espacios naturales protegidos de altísimo valor ecológico. Y todo ello, con la oposición de todos los colectivos ecologistas españoles y portugueses, y los ciudadanos de las zonas afectadas. También han mostrado su desaprobación al proyecto Portugal y la UNESCO.

Los accidentes, vertidos y catástrofes ambientales como las del Golfo de México, China o Nigeria, deben servir para proclamar el fin de la era del petróleo. El cambio climático y la contaminación nos exigen trabajar rápido y en la buena dirección. Es posible apostar por las energías renovables, limpias e inagotables, dejando de lado definitivamente los combustibles fósiles y la energía nuclear. Esperemos que por fin esto nos sirva para no volver a tropezar con la misma piedra.

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Julio Barea, campaña de contaminación